sábado, diciembre 29, 2007

viernes, diciembre 28, 2007

Fatman forever


miércoles, diciembre 19, 2007

Continúa

Mientras el general habla, una figura en sombras cruza por el fondo del escenario. Su silueta es monstruosa, su cabeza es enorme, camina acuclillado

General: Olaf, mi muy insolente máquina de matar, ¿Qué te he dicho sobre pensar? podrías dañar alguno de tus engranajes. (El general sigue hablando, pero Olaf, notando la presencia invisible, retrocede lentamente hacia su rifle) ¿crees por un segundo que Yo…

Un disparo desde la derecha le rompe el pecho al general, esparciendo su sangre en la arena. Al instante Olaf se arroja sobre su rifle y con el mismo movimiento gira y se parapeta detrás de su mochila. Cubriéndose con la mochila avanza cuerpo a tierra hasta el general y le sostiene la cabeza con las manos.

General: Olaf, mira mi copa… (Muestra la copa que aún sostiene en la mano) vacía (se rie) Ve a llenar mi copa, Olaf. (rie) Quiero algo muy añejado. De hecho… tengo una idea mejor. Destilaremos nuestro propio whisky y lo añejaremos treinta años. Y ese whisky será mejor que todos los demás, porque será nuestro y tendrá el sabor de la azaña. (Tose. Pausa larga) No siento dolor, pero en tu expresión veo que tendré que conformarme con lo que hay en mi copa. Al menos mi sangre se mezcla con el alcohol en la arena. (tose) Olaf… siempre… (tose) siempre... fuiste un imbécil.

El general muere. Olaf le cierra los ojos y se calza el rifle. Se levanta y dispara tres veces. Después queda congelado mirando fuera del escenario. El monstruo entra por la sombra y se lo va distinguiendo de a poco a medida que se acerca a Olaf. Es Gaturro, el de nik, pero más siniestro todavía. Le asoman unos colmillos sangrientos, y los ojos se mueven maniáticamente. Arrastra, atado a una de sus patas, a Snoopy muerto.


Continuará…

sábado, diciembre 08, 2007

El ascenso de Olaf "el matapichichos" hacia la gloria y los laureles

La mitad del desierto. El general y Olaf están parados frente a las brazas de una fogata que se apaga. Está amaneciendo. Olaf está vestido con ropa de camuflaje. Lleva una mochila de la primera guerra mundial en la espalda y un rifle en la mano. El general viste ropa victoriana muy elegante y sostiene una copa de cristal que contiene una bebida azul. A la derecha del escenario hay un palenque y un parquímetro.


General: Eres un estúpido, Olaf. Eso es precisamente lo que ellos esperan. Que lleguemos en carreta disfrazados de leprosos, arrastrando un perro muerto atado a la pata del equino. Es demasiado obvio. Seguramente en este mismo momento estén urdiendo una siniestra estratagema y avivando con alcohol el fuego de la venganza que arde agazapada en sus gargantas. Los veo tendiendo carpas a cierta distancia del camino, esperándonos... Mi querido imbécil Olaf, tu plan es predecible, y yo soy capaz de uno muy superior. Apunta mis palabras, sólo las diré una vez: (improvisando) ...Esperaremos que el sol se oculte, y, guiándonos por las estrellas, buscaremos un helicop...


Olaf (interrumpiéndolo): Disculpe, general, y no lo tome como sublevación, pero ya no puedo seguir aguantando este trato sin decirle lo que siento: Usted me trata muy mal y yo lo único que quiero es ayudar. Además -y se lo digo con todo respeto, mi general- le recuerdo que no es mi culpa que tengamos que volver a cruzar a lineas enemigas. Yo no soy el que se olvidó el movicom en la fonda e insiste en volver a buscarlo. (pausa larga, Olaf junta coraje y sigue)Y hágame caso que la idea de los leprosos no es mala. Piénselo: No querrán acercarse a nosotros por miedo a contagiarse. Se encerrarán en sus casas y nos dejarán en paz hasta que crucemos la aldea. Cuando entremos de nuevo al desierto, puede que nos arrojen piedras a la carreta para decirnos que los leprosos no son bienvenidos, pero eso será todo. (silencio corto) Y lo del perro agregará a la imagen de decadencia y putrefacción. (apartado para que el general no escuche) Y además nos da un buen motivo para matar a un pichicho (Ahorca un perro imaginario con las manos).


General: Callate un momento, Olaf, estoy teniendo una idea... (Olaf no lo escucha. Está ahorcando al perro cada vez más fuerte, en un trance) ¡Lo tengo! (Olaf se sobresalta con el grito y sale del trance)... Iremos en algún tipo de vehículo precario... tracción a sangre. (Piensa) Vestiremos ropas andrajosas para dar una imagen enfermiza y lúgubre... (piensa) Llevaremos un pequeño mástil con un gato muerto colgado, así nuestra aciaga presencia encontrará un eco visual en la macabra bandera, acentuando nuestro tono funesto.


Olaf: Eso es casi lo que dij...


General: ¡Olaf, bastardo inoportuno! ¿No ves que mi vasta inteligencia se destaca aun más cuando se apoya en la quietud y el silencio?... Déjame pensar (silencio largo) ¡Chist! ya lo has arruinado. A veces no se porqué te permito servirme. Es cómo arrastrar un peso muerto atado a una de mis piernas.


Olaf (dolido): No diga eso, general.


General: Déjame con mis elucubraciones. Ve a conseguir un carruaje y un perro muerto mientras termino de arreglar los asuntos.


Olaf (malicioso): ¿Es un perro entonces? Me parece que su idea original era un gato, general.


General (dándose cuenta de su error): ¿Qué?... No molestes mi genio con nimiedades, trae lo que encuentres.


Olaf sale por la derecha dejando atrás el rifle y la mochila. Enseguida empiezan a llover perros y gatos muertos, formando una pequeña montaña a los pies del general, que mira en la dirección en que se fue Olaf mientras le pone la boquilla a un cigarrillo. Antes de que pueda prenderlo, vuelve a entrar Olaf rengueando. Tiene sangre en la cara y la ropa deshecha. lleva las riendas de un caballo que rebuzna fuera de escena. Ata las riendas al palenque y hace la venia militar ante el general.


General: Ese carruaje está maltrecho y ajado. El hierro oxidado y la madera astillada son terriblemente indecorosos. Y no quiero volver a oír la excusa de que en el desierto sólo hay arena. Me has vuelto a fallar.


Olaf (sumiso): Pensé que iba con la imagen que buscábamos... Usted sabe, mi general: sórdido, sucio, rotoso...


(pausa)


General: El tiempo apremia y tendremos que usar lo que tenemos. Además... si... claro... ¡Es brillante!. (pausa) Lo explicaré de manera tan sencilla que hasta tu podrás entenderlo, mi tonto amigo. Mira alrededor tuyo.... (Olaf da una vuelta, mirando los 360 grados de horizonte arenoso) Esto no es Londres, Olafín. ¿Ves alguna fabrica? ¿Una plaza? ¿Un teatro?... Estamos en el desierto, imbécil. Aquí, los vistosos carruajes de la ciudad desentonarían, dejando en evidencia que...


Olaf (contento): ¡Si, si, yo pensé lo mismo!


Continuará...