Cantidad de jugadores: 2 o 3
Reglas: Se tiran los dados para determinar quién empieza. El primer jugador dice una palabra cualquiera. El jugador de su derecha debe ahora decir una palabra que juzgue adecuada para continuar la oración. El siguiente jugador hace lo mismo y así sucesivamente hasta que la frase, párrafo o libro parezca terminado.
Advertencias:
1) Para que las frases tenga sentido hace falta que los jugadores no cedan a la tentación de usar palabras determinantes en cada turno. A veces hace falta poner un “con”, un “y” un “para”, un “un”…
2) La locura que te aporta este juego puede hacer que todo lo demás parezca vano y sin sentido.
3) En su turno los jugadores podrán colocar cualquier signo de puntuación, antes y/o después de la palabra.
***
Antes de largarse a jugar alegremente en los comentarios, los invito a leer los que hicimos Quielo y yo. El lector más sagaz podrá leer, entre palabra y palabra, cierta tensión homo erótica:
- Tampoco olvidaremos su hospitalidad cuando, agotados, nos dispongamos a vapulear choferes muertos.
- Hoy presencié un hecho que merece ser catalogado de “bastante recurrente”: una ballena violeta y amarilla en Choele Choel masticaba su droga sin vergüenza ni pudor.
- El único ministerio susceptible a la intransigencia es el de salud.
- Repensar ciertas recurrentes patologías del organismo dominante implica meter inodoros parcialmente en la única e increíble usina desmontable.
- Vomitar en otoño es una sintomatología de nostalgia.
-Claxon ruidoso irrumpió en el infinito comedor diario. Su ruidoso claxon interceptó ondas sonoras de dudosa procedencia. ¡Vaya uno a saber cuántos amperes emitía claxon sin siquiera esforzarse! Pronto olvidaremos aquella triste y gris y amarilla noche de abril.
- “Ciertamente estacionaste de costado”, dijo ella, inspeccionando su cutícula. Violentamente tomó un cactus de peluche y lo empezó a introducir en el estuche de ella, sin advertir la tremenda implicancia moral del acto. Al cuarto día, ella repitió su fechoría pero esta vez metió el cactus de peluche en un pequeño y brilloso sombrero. Él, sin decir nada, empezó a llorar. Esto que cuento nunca volverá a pasar.
- Con desinterés fingido, Emanuel comenzó a morirse. Nunca había nadado en un mar. Tampoco había comido pan ni tomado un vino. De haber llevado otra vida, habría muerto más viejo, pero Emanuel moría sin amigos, sin dinero, sin paraguas. Y moría una mariposita. La tristeza apabullante atravesó, devastadora, mil veces el cuerpo maltrecho de Emanuel.
- Cada domingo, sábado y tercer jueves de octubre los paraguayos de Flores visitan Chacarita. Esto no debe confundirse con el intercambio comunitario que suelen hacer, no sin cierta culpa, los mismos paraguayos cada miércoles, jueves y segundo lunes de octubre, con sus vecinos y camaradas de Boedo.
viernes, noviembre 21, 2008
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55 comentarios:
Una
flauta
barroca
suele
perderse
entre
nuestras
empleadas
. Hoy
supimos
más:
La
única
referencia
repetida
era
, desde
marzo,
¡prohibida!
¡Qué
juego
más
desinhibido
. Anónimo.
¿Otra
exclamación
soez?
Firmemos
Mateo
ano nimio
vicki
medio que se corto el chorro?
uno que es medio chorro me cortó
se cortó o lo cortaste?
habían reglas
invierno Europa
sin ánimo ni anónimo de crear discordia, Concordia
Vos lo único que creás es unos cuentos muy copantes, cara de Mikel.
el arpa es un instrumento que esta a 6 kilómetros de alguna cosa
Casi
ante
su
quijada
, sintió
pavura
.¡Oh,
cómo
bajan
las
quijadas!
Balancines
zarpados
pululaban
siempre
dando
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