miércoles, abril 04, 2007

Incompatibilidad de caracteres

Vayamos al pasaje que está cerca de la plaza, Genaro. Seguramente se encuentren ahí los borrachos y podremos reírnos un poco de ellos. Nos subiremos a algún árbol y les tiraremos los frutos en la cabeza. Intentaremos que no nos vean, de esa manera pensarán que el agresor está entre ellos, y tal vez podamos verlos pelear. Tú, Genaro, estarás de un lado, yo del otro. Ya puedo verlos, sentados en las escaleras al lado del hotel América, pasándose una bota de vino. Los dos robustos árboles a cada lado presentan un follaje abundante en esta época, ideal para nuestro fin. Me pregunto si podremos alcanzarlos sin ser vistos.

Laura, que idea grandiosa. Pero olvidas que estamos en un sótano sin ventanas y sin luz. Tenemos gruesas cintas de cuero inmovilizándonos, atándonos irremediablemente a está fría pared de cemento. Olvidas que hace meses que lo único que comemos es la sopa hirviendo que nos tiran dos veces al día por una escotilla en el techo. Y que nos han arrancado la piel de los pies para que no podamos caminar.

Nos quedaremos. Desarmaremos aquel escritorio que vino por partes en una caja. Entonces haremos una pira y arrojaremos también la caja y unos libros. Miraremos largo rato el mueble ardiendo, Genaro. Tú tirarás los fósforos y por unos segundos podremos distinguir la llama pequeña pero furiosa de los fósforos entre las enormes algas amarillas que producirá la madera encendida.

Ya quisiera, Laura, pero mira aquellas escultura de huesos que asoman del camposanto. Esos son nuestros cuerpos, lo que queda de ellos. Una víbora tiene su nido en tu calavera hueca, que el sol ha blanqueado y astillado en mil partes. Nuestras costillas se han entrecruzado por obra de algún animal o un viento fuerte, y somos como una cadena de sólo dos eslabones. Mira los buitres, que satisfechos se los ve. Sus pérfidos picos parecen sonreír mientras chorrean eternamente nuestra sangre.

Entonces acércame aquel mazo de cartas. Escribiremos sobre ellas las capitales del mundo. Tu, Genaro, sacarás una al azar, e iremos donde nos diga. Si hace frió tejeremos incansablemente, coseremos las sabanas entre si para armar una carpa enorme, reforzaremos nuestras medias con retazos de pañuelos viejos. Si hace calor construiremos un canal que nos traiga el agua del lago, tomaremos cerveza con hielo, apoyaremos piedras mojadas en nuestras muñecas.

Laura, no comprendes. Tú y yo no somos. O si algo somos, es lo opuesto de las migas de pan, de los edificios, de la música, de los bastones y de todas las cosas que son algo. No podemos ni siguiera desplazar una partícula de aire o decir estas palabras. No podemos oler el tabaco que fumamos sin cesar ni tampoco elegir entre dos o más opciones. Tú no eres, Laura, y yo soy lo mismo.

Vayamos al puerto. Llevaremos tu viejo remo y buscaremos quien lo arregle. Tu, Genaro, me guiarás por una calle sin salida, hasta un pequeño negocio que se cae a pedazos. Un viejo diminuto inspeccionará el remo a través de gruesos anteojos y nos dirá que no tiene arreglo. Entonces yo le preguntaré si tiene remos para vendernos, y el abrirá un armario viejísimo lleno de remos en diferentes estados de rotura o descomposición. Elegiremos el que nos parezca más sano y saldremos de ahí en dirección al agua.

Sueñas, Laura. Este puro presente es anterior al tiempo. Y porque el tiempo aún no existe, lo esperaremos para siempre sin que ni los segundos ni los días no acerquen a los minutos y los años. Antes, después, mañana y ayer, son exactamente ahora: una única fracción de un instante que no existe como tal, sino que es la ausencia de otra cosa. Una cosa con agujas y con números. Un efecto secundario del espacio.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

la existencia es una puta.
la subjetividad, por otro lado, no.

Anónimo dijo...

un caso difícil de mediar
pero están hablándose y les gusta oirse y a los demás también nos gusta

buena poesía
todo es reciclable
los sentimientos que quedan fuera de la heladera pueden fermentar de formas bellas
te vino un ritmo y lo aprovechaste muy bien

Papaf

ariela dijo...

Mi papá me enseñó que los personajes como Laura son negadores y yo lo niego rotundamente.

Mateo dijo...

ser o no ser

Anónimo dijo...

la traducción correcta del monoloco de Hamlet es "estar o no ser"

Papaf

breton dijo...

A cada párrafo una nueva realidad, muy bueno.
El tiempo es un enemigo invencible. Si no puedes vencerlo, únetele, y eso hicistes.