Ahora que empiezo a escribir, me arrepiento un poco de haber puesto de título “Este título está mal”. Por un lado me divierte la autoconciencia del asunto, pero por otro me parece que se queda en eso, se estanca en un juego pueril. Tal vez debiera decir “El título equivocado”, titulo a todas luces más universal, y también más ambiguamente autocrítico, cosa que me hace bien a nivel personal.
No obstante, una relectura de lo escrito hasta ahora parece indicar que el rótulo es el correcto. Si bien “El título equivocado” en una primera instancia parece mejor, el primer párrafo no es más que una crítica tibia y desarticulada del mismo, lo cual sugiere que el título en última instancia está bien, siendo que describe fielmente lo que sigue inmediatamente.
¡Maldición! ¡Maldita costumbre de releer lo escrito! El segundo párrafo, al reafirmar el título, lo niega, porque el título ya se negaba a si mismo, y negar lo que ya se niega a sí mismo es, de alguna manera, validarlo. Estúpida doble negación.... ¡Ese debiera ser el título!: “Estúpida doble negación”.
7 comentarios:
quién habra inventado la institucion título?
Un tonto...
Como si unas palabras pudieran representar a otras que son diferentes y generalmente más numerosas...
yo trato de poner titulos que sean caprichosos y despues quiero buscara algo en los archivos y no lo encuentro por que no asocio el titulo con el contendio.
Pero esto no tiene nada que ver con lo que le pasa a Mat.
Amat le cayeron mal las empanadas fritas.
Etá bueno porque pinta un ersonaje.
Probá con un yogurt, Mat.
pf
vas a sacar el empleo a los críticos literários.
quizás te metas en un agujero de donde no puedas más salir.
cuidate...
sabes como es? sabés como es? como eseeemmm... de esó que vimos el otro día, queeee el tipo nunca le hacía una pregunta.
un verdadero comentario.
Así como hay compradores de libros, que además de lo que contienen aman al objeto y lo compran para hacer cosas distintas a leerlos (olerlos, acariciarlos, mirarlos, exponerlos) hay escritores que además de contar les gusta jugar con la forma como cuentan y a veces, ese juego, es tan intenso, tan punzante que la forma se hace reina y ocupa todo el acto creativo. Una vez terminado el ejercicio, el lector cree encuontrar un cuento por detrás de la forma y no sabe si en realidad ese cuento es producto de la forma o en realidad la forma había estado siempre al servicio del cuento. Ese cuento narra una pieza de la personalidad del escritor, un instante de introspección literaria, una pizca de irreverencia, una pasión casi dogmática por las palabras.
Hay una sola
"El andén" muestra que este warm-up valió la pena.
Georg
Cuidate mucho!
si esta bien,
entonces esta mal
y versavice
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