viernes, mayo 13, 2011

El mismo

Dos cajas grandes de madera, llenas de papeles. El trabajo de diez años, en lápiz. Jeroglíficos indescifrables, anotaciones al margen de todo, ecuaciones inconclusas que se mordían la cola, matemática tan abstracta que tuve que inventar otra matemática para anotarla. Basura que incluso a las llamas les costó tragar.

Tardé un par de horas en quemarlo todo en un barril de basura oxidado que iba alimentando de a una hoja por vez. Antes de tirar cada página al averno, le pegaba una última mirada masoquista a los garabatos desdibujados que pretendían explicar algo que, aparentemente, no tenía ningún deseo de dejarse entender. Estaban numeradas y las tiré en orden. Fue como viajar en el tiempo y revivir un pensamiento obsesivo, constante y ramificado que se perdía, volvía atrás, avanzaba en otra dirección, se perdía y volvía a empezar. Diez años desperdiciados en un laberinto, todo el rato sospechando que en realidad se trataba de una cárcel. Es increíble que no lo hubiera abandonado antes.

Se apagó la última llama del último papel. Agarré un hacha y destrocé las dos cajas y las quemé también, sabían demasiado. Cuando se apagaron las maderas y quedaron solo las brazas, empecé a sentir el frío. Levanté la mirada del barril y me despertó una imagen de increíble belleza: un universo de cenizas casi quietas en el aire denso, flotando. Matemática quemada, sin solución, pero viva en el espacio. Una manzana del tamaño de nueva york me cayó en la cabeza, Eureka se levantó de su larga siesta y entendí. Vi cada cuenta otra vez, en un instante, en lo que tarda una partícula de ceniza en caer un centímetro.

Hojas en blanco, necesitaba hojas frescas y un lápiz bien filoso. Entré a la casa dejando la cabeza en el jardín. Me pasé varios segundos parado con la puerta abierta, dejando entrar el aire helado y mirando un almohadón en el piso sin verlo realmente. Alguna parte de mi notó que el almohadón estaba fuera de su lugar, y se quedó esperando que el cerebro, entorpecido y sobrecargado por otro pensamiento mucho más complejo y fascinante, se dignara a sacar alguna conclusión. Después algo se movió en el cuarto, una mano que saludaba, y vi a mi padre, sentado en el sillón. Casi no se notaba que llevaba cinco años muerto.

“Me parezco a papá, ¿no?” dijo, y volvió a saludar con la mano vieja. A la mano le faltaba un dedo, y supe de pronto quién era. No me desmayé, pero las piernas dejaron de hacer lo suyo, y caí de rodillas sobre el almohadón, que estaba ahí para que yo cayera sobre él. Miré mi propia mano, los cuatro dedos y la palma. Miré sus ojos, del mismo verde que los míos, y dije mi propio nombre en voz alta.

“El mismo.”
“Lo acabo de ver… las cenizas.”, dije.
“Ya sé.”, dije.

viernes, marzo 04, 2011

Medio par de medias

Media única y sola, media sin par,

Medio par de medias en mi placard.

Media solita, media individual,

Media que nunca llega al total.


Parte de un par de medias en mi cajón,

Medio escondida abajo de un calzón.

Del total sos una mera porción,

Medio que se me parte el corazón.


Único cobertor de mi extremidad,

¿Dónde se habrá ido tu otra mitad?

Me falta una media y no se donde está,

Me falta un soquete para la unidad


Indivisible átomo de vestuario,

Envoltorio de mi paso diario,

El tiempo ya no pasa en tu calendario,

Todo el día guardada en el armario

domingo, febrero 13, 2011

Cómo ver el universo con bastante claridad

  1. Si sobre la “mesa” hay un paquete abierto de “galletitas”, guárdelas (junto con cualquier otra “cosa” que haya en la “habitación”) en un “cajón” de la “cómoda.” Si la “cómoda” se encuentra dentro del “cuarto”, deberá también ser guardada con las “galletitas”. Este primer paso es imprescindible, ya que es tan vasto el universo y tantas las “cosas” que hay en él, que la presencia concreta de un “objeto” cualquiera le impediría soltar la ilusión de que la “galletita” no es parte de “usted” cuando está sobre la “mesa”, pero lo es cuando la come.
  1. Notará que al inhalar, lo que estaba “afuera” pasa a estar “adentro”, y luego sale cuando exhala. A esto lo llamamos respirar. Hágalo normalmente.
  1. Active tres chakras a elección. La activación económica de una chacra de cría de animales domésticos también será aceptada.
  1. El cuarto paso es tan evidente que ni hace falta anotarlo.
  1. Repita el cuarto paso pero sin emplear las varillas y usando moldes nuevos. A esta altura ya debiera estar viendo una nublada imagen del universo, los contornos serán lo más nítido y a color, y hacia el centro se irá empastando. Este fuera de foco es provocado por sus miedos e inseguridades. Usted no quiere ver realmente el universo, farsante. Usted sigue encantado con los fragmentos, cobarde. Era de esperarse esta actitud de semejante pusilánime.
  1. Disculpe el abuso verbal del paso anterior, pero era necesario. Usted debe ahora sentirse insignificante ante la enormidad del cosmos, debe sentirse una basura banal, una nada intrascendente. Sólo cuando su autovaloración haya alcanzado un punto insosteniblemente bajo, su psique esgrimirá un último recurso salvador, la única alternativa a la crisis nerviosa, y comprenderá que, lejos de ser una ínfima parte de ese todo, usted es el todo mismo. Nada puede empezar o terminar, ocupando un espacio limitado. No existe un número más grande que uno.
  1. Y ahí lo tiene al universo, todo lleno de puntitos.