domingo, octubre 19, 2008

Lo que pasa entre las tres y media y las cuatro

Un dios ve un anuncio en televisión que lo invita a aprovechar una rebaja de hasta ochenta por ciento en enciclopedias de varios tomos. Cambia de canal mientras se apoya una mano suavemente en las costillas, pero enseguida la retira con una mueca de dolor en la cara. Este gesto lo repite cada media hora desde siempre. Raspa una mancha de sangre de su pantalón y hace una llamada telefónica. Son las tres y media de la tarde.

Se para sin convicción y camina hasta la cocina. Se detiene frente a la heladera y permanece inmóvil unos momentos, tratando de recordar su propósito. Después de un rato, y para no volver al sofá con las manos vacías, agarra una hogaza de pan.

Llega el doctor y entra con su propia llave. El dios se saca la remera y pone mute en el televisor. El doctor retira la gasa saturada de sangre, limpia la herida y le pone una gasa nueva, pegándola con metros y metros de cinta. Después se sienta en el sillón y se saca una foto a si mismo junto al dios, que hace un esfuerzo por sonreír.

La dolorosa curación afecta terriblemente los nervios del dios, y cuando el doctor se retira cae en un sueño pesado. Sueña que encuentra una espada en un pastizal. La espada es tan filosa que corta la piedra con la misma facilidad con la que corta el aire.

De pronto se da cuenta de que su herida ha desaparecido y sabe que está soñando. Siente que tiene cierto poder sobre lo que sucede. No puede decidir detalles, pero puede orientar la trama. Decide alejarse de la espada, caminando de espaldas, y sentarse a ver televisión.

En la televisión no hay nada bueno. Cambia de canal mientras se apoya una mano suavemente en las costillas, pero enseguida la aleja. Intenta distraerse del dolor limpiando con la uña una mancha de sangre en su pantalón. Llama por teléfono para averiguar la hora. Después se levanta a buscar los cigarrillos, pero a mitad camino se olvida de lo que estaba haciendo y vuelve al sofá con una hogaza de pan.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

una hogaza¿

Unknown dijo...

buena mat.
abre demasiadas cosas como para no seguir.
que siga!
que siga!

Mateo dijo...

Pero si sigue va a ser siempre igual. Puedo hacer copy paste si querés.

Unknown dijo...

ay, así nunca vas a ser borges, y todos que estábamos acá sentados esperando que seas.

suerte que JLuis no conoció el copy paste...
control C, control V y control 8 para extenderlo ad infinitum.

(o control O, porque para mi el redondel es infinito tambien, decime donde deja de dar vueltas)

el otro de ¿sabes cuantas nubes hay en el cielo?
50.

Mikel dijo...

Es entrañable ¿no?

Me gusta que el doctor tenga su propia llave, a Dios.

una tal Eliana dijo...

alejar la mano de las costillas puede derivar en varios significantes...


la television el peor enemigo de muchos, mucho mas el de fellini

Anónimo dijo...

Piola vago. Cuando uno termina de leerlo no puede más que leerlo de nuevo para ver como llegó de A a A.
ahhh.


Yo creo que Natasha ernesto y usted no puede terminar de esa manera para siempre.

Anónimo dijo...

Sartre, La Náusea: La peor hora del día son las 3 de la tarde, resaltando la monotoneidad de esa hora. Trasladadado a Ingouville, aunque media hora más tarde, es ir en círculos, sin hacer nada, salvo navegar en el universo surreal mientras dormitamos frente a la tele. Muy bueno, me encantó, aguante!

Andrea dijo...

simplemente PERFECTO

Sueños lúcidos que se tranforman en la pesadilla de la realidad

Salud!

Anónimo dijo...

Una muy buena descripción de una vida...Yo no tengo llaves, se habrán olvidado de dármelas? Flor