viernes, noviembre 28, 2008

En la cabeza

Me quedé dormido con un pié adentro de un arroyo y el agua al golpear mis dedos forma una pequeña ola que atrae a los peces. Sobre el pecho tengo un libro viejo que mi mano dormida apenas protege. Una página suelta se levanta con una suave ráfaga de viento y se apoya en mi cara, balanceándose delicadamente sobre mi nariz. Cómo si estuviera despierto pienso, esa página ya la leí, que se moje. Respondiendo al desafío, un soplo de viento la levanta y, haciéndola girar como una hélice, la deposita con suavidad en la mitad del arroyo. Por unos momentos resiste la corriente como enganchada en un junco y después se va, esquivando las rocas, hacia la cascada.

Bajo la sombra del árbol, empiezo a soñar. Sueño que el arroyo es un río y que la corriente me arrastra como a una hoja en el agua. Yo sé que estoy soñando, y me dejo llevar sin miedo, pero pronto noto que estoy yendo directo hacia una cascada e intento despertar. Cierro los ojos y trato de pensar en el arroyo, en el árbol, trato de acordarme del libro que leía antes de dormirme. “Los peces, atraídos por las olas que hacía el agua en el salto, se caían por la cascada y morían contra las rocas.” Siento terror al pensar que tal vez esa frase estaba en la página que se voló, temo no poder despertar nunca.

Mi pie choca contra una piedra bajo el agua y el dolor me hace abrir los ojos. El cielo se nubló mientras dormía y ahora el arroyo parece otro, más gris y frío. El pie todavía me duele y lo saco del agua para mirarlo. Está sangrando un poco. Algún pez, atraído por las olas, me debe haber mordido, digo en voz alta mientras me levanto. El libro de desliza por mi pecho y cae al agua. Intento rescatarlo pero la corriente lo arrastra fuera de mi alcance y tengo que correr por la orilla, buscando una rama con la que alcanzarlo. Pero está anocheciendo y me es muy difícil distinguir las formas, tengo la sensación de correr a toda velocidad sin moverme de lugar, pisando algo filoso. El libro ya casi no importa, lo olvidé o desapareció, y sólo me queda una vaga sensación de haber perdido algo importante.

-Está hablando- Dice una voz adentro de mi cabeza
-¿Qué dijo?- Pregunta con tono urgente otra voz un poco más lejana.
-“Perdí algo importante”
-Andá a buscar al doctor-
Cuando abro los ojos la luz me molesta. Ana se da cuenta y enseguida apaga la lámpara y me acaricia la frente.
-Ana.
-Tuviste un accidente, pero estás bien. Te quebraste un pie nada más.- Ana me ayuda a levantar la cabeza para que vea mi pierna enyesada. El yeso tiene su firma y un dibujo de un pez.
-¿Y el kayak?- pregunto con la sensación de seguir soñando
-Se rompió contra las rocas.- Siento alivio, está muerto, pienso.
Cierro los ojos y recuerdo imágenes sueltas de la caída, el remo cayendo a la misma velocidad que yo, mis manos queriendo atajar el aire, el agua helada golpeándome la cara con violencia.

Me despierto empapado. Veo el kayak en el rincón con los esquís apoyados encima. Enseguida reconozco el sótano oscuro y siento terror. Hay olor a vómito, a mierda, a sangre. Me desmayé, pienso ¿Cuánto tiempo? ¿Dónde está Ana? Se la llevó a otro lado, ¡El hijo de puta se la llevó a otro lado! Quiero gritar pero sólo sale un burbujeo pastoso. Jerónimo me sonríe y me tira el balde vacío en la cabeza. En la otra mano tiene un serrucho oxidado lleno de sangre. Atado a la cabeza, como sombrero, tiene mi pie derecho.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

es el riesgo de tener amigos interesantes
papaf

Anónimo dijo...

muy bueno mat... y coincido con el cambio de ultimo momento: me parce mejor este título que el anterior
Papaf

Victoria Gandini dijo...

I. Pobre pie

II. Te acordas lo de los 3 días o los 3 años y el mundo detenido, etc? Te robé la idea. El que avisa no es traidor.

Mikel dijo...

a mí el final me cuesta digerirlo aunque me guste ese último salto hacia afuera.

Hay cosas que me afectaron a niveles mayores como la hoja del libro, el yeso con el pez y también los ecos de las olas y olitas.

La que más, la hoja del libro.

Anónimo dijo...

está muy bien escrito de punta a punta...
casi pongo de pies a cabeza
pf

Anónimo dijo...

El tiempo dentro del tiempo. En paralelo, en secuencia y anulándose entre sí. El tiempo a destiempo, y al mismo tiempo. Ni el autor ni el lector pueden decir cuál es el tiempo primero, ´si son verdaderos, oníricos o camino a la luz finsl. Chapeau, Mateo.

Hay una sola.

Anónimo dijo...

según Jerónimo, "Chapeau" es meter la pata


(ji ji ji )
Boy

Anónimo dijo...

Muy bueno, la manera de plegar y desplegar el tiempo real,onirico, interno..