Hay dos Fuerzas contradictorias que gobiernan la psique de ernesto. A una la llama Eros, a la otra Ramazzotti.
Natasha, subida a una escalera, corta los cables de teléfono para que ernesto pueda ver mejor los aviones.
Natasha siempre deja la toalla tirada y después vienen los microbichos. En moto.
Yo me hice unas tarjetas personales que dicen “sex instructor, first lesson free” Pero me olvidé de poner mi numero de teléfono y no me llamó naides.
Puede ser que alguien, sin querer, haya quemado un biblia. Pero no fui yo.
ernesto se compró catorce caramelos media-hora, lo cual explica el titulo pero no lo justifica.
martes, agosto 30, 2005
sábado, agosto 27, 2005
Policial negro - segunda entrega
El percutor golpeó el cartucho y al instante un cilindro diminuto de cobre me perforó la piel, quebró mi clavícula izquierda, atravesó mi carne y rompió la ventana a mis espaldas. Lo último que vi antes de desmayarme fueron sus piernas cubiertas en seda y apoyadas sobre tacos negros.
Cuando maniatado desperté, no la vi. La remplazaban dos de los hombres más grandes que hay. Mi oficina, que ya de por si nunca hubiera aparecido en “casa y campo”, había sido victima de un huracán. Por el estado del cuarto, supuse que había estado dormido mucho tiempo. Mi saxo se encontraba abollado en un rincón y cubierto de cenizas. A lado del saxo, la urna rota que había contenido las cenizas de mi madre.
-No saben cuanto lamento todo este desorden- Dije escupiendo un poco de sangre –Es tan difícil conseguir buena ayuda domestica estos dias.-
El que estaba ocupado golpeando con un bate mis discos de vinilo, se dio vuelta un momento para dedicarme este soneto: -Se despertó la princesa. Por un segundo pensé que te habíamos perdido a la parca.-
-Vino a buscarme pero, la muy educada, no quiso privarme de tu compañía, chimpancé- La frase, que en parte era producto de la hemorragia que le robaba sangre a mi cerebro, me mereció un batazo en el ojo. Home run. La sangre brotó a chorros. Y desde mi posición, pude ver, como en cámara lenta, una gota roja que caía dentro de uno de los vasos de wisky y se esparcía como la leche en el café o el humo en el aire.
Ya casi había logrado desatar mis manos y el peso del arma en mi bolsillo me decía que no me habían palpado. Cuanto amateurismo, pensé mientras compraba tiempo manteniéndolos distraídos.
-¿A que se debe este dudoso placer?-
-Somos decoradores de interior- Dijo el que hacia los chistes –Esto es una muestra gratis. Si no aparecen los negativos y todas las copias de las fotos que le tomó al gobernador, volveremos a terminar el trabajo.- La amenaza me tranquilizó. Querían algo de mí. No me iban a matar.
-Lo lamento, muchachos, pero una de las reglas de la casa me prohibe hablar de religión, futbol y politica.-
-Nos vemos mañana- dijo el del bate mientras agarraba y leia una de las tarjetas personales que guardo al lado de la puerta –Pablo Moser, investigador privado.-
Cuando maniatado desperté, no la vi. La remplazaban dos de los hombres más grandes que hay. Mi oficina, que ya de por si nunca hubiera aparecido en “casa y campo”, había sido victima de un huracán. Por el estado del cuarto, supuse que había estado dormido mucho tiempo. Mi saxo se encontraba abollado en un rincón y cubierto de cenizas. A lado del saxo, la urna rota que había contenido las cenizas de mi madre.
-No saben cuanto lamento todo este desorden- Dije escupiendo un poco de sangre –Es tan difícil conseguir buena ayuda domestica estos dias.-
El que estaba ocupado golpeando con un bate mis discos de vinilo, se dio vuelta un momento para dedicarme este soneto: -Se despertó la princesa. Por un segundo pensé que te habíamos perdido a la parca.-
-Vino a buscarme pero, la muy educada, no quiso privarme de tu compañía, chimpancé- La frase, que en parte era producto de la hemorragia que le robaba sangre a mi cerebro, me mereció un batazo en el ojo. Home run. La sangre brotó a chorros. Y desde mi posición, pude ver, como en cámara lenta, una gota roja que caía dentro de uno de los vasos de wisky y se esparcía como la leche en el café o el humo en el aire.
Ya casi había logrado desatar mis manos y el peso del arma en mi bolsillo me decía que no me habían palpado. Cuanto amateurismo, pensé mientras compraba tiempo manteniéndolos distraídos.
-¿A que se debe este dudoso placer?-
-Somos decoradores de interior- Dijo el que hacia los chistes –Esto es una muestra gratis. Si no aparecen los negativos y todas las copias de las fotos que le tomó al gobernador, volveremos a terminar el trabajo.- La amenaza me tranquilizó. Querían algo de mí. No me iban a matar.
-Lo lamento, muchachos, pero una de las reglas de la casa me prohibe hablar de religión, futbol y politica.-
-Nos vemos mañana- dijo el del bate mientras agarraba y leia una de las tarjetas personales que guardo al lado de la puerta –Pablo Moser, investigador privado.-
viernes, agosto 26, 2005
Hobbies
O como evitar el problema de la doble negación en el seno familiar.
Natasha ocupa sus horas de ocio en pegar a la pared las conchas que recoge. Usa la gotita porque siempre le ha rendido buenos resultados y le parece un producto de muy buena relación precio-calidad. Los pedazos de caracol que se rompen los usa para condimentar los emparedados que le confecciona a ernesto, que es alérgico a la mayonesa y encuentra en el crujir de sus mordiscos un paliativo que le hace olvidar, siquiera unos instantes, el terrible perjuicio que le provoca tal alergia.
ernesto nos ha advertido, bajo amenaza de muerte, que no toquemos su colección de céfalos humanos. Paradójicamente, él trata los cráneos con una desatención lindante con el descuido o la torpeza. Incluso los usa como pisapapeles o como vistosos sombreros. La única cabeza con que ernesto nos permite jugar a Natasha y a mi es la de Bruce. Natasha y yo decimos que no nos gustan las cabezas, pero en realidad es porque se trata de Bruce.
Yo saco, revelo y colecciono fotos del monstruo del lago Ness. Hasta ahora tengo ninguna.
Natasha ocupa sus horas de ocio en pegar a la pared las conchas que recoge. Usa la gotita porque siempre le ha rendido buenos resultados y le parece un producto de muy buena relación precio-calidad. Los pedazos de caracol que se rompen los usa para condimentar los emparedados que le confecciona a ernesto, que es alérgico a la mayonesa y encuentra en el crujir de sus mordiscos un paliativo que le hace olvidar, siquiera unos instantes, el terrible perjuicio que le provoca tal alergia.
ernesto nos ha advertido, bajo amenaza de muerte, que no toquemos su colección de céfalos humanos. Paradójicamente, él trata los cráneos con una desatención lindante con el descuido o la torpeza. Incluso los usa como pisapapeles o como vistosos sombreros. La única cabeza con que ernesto nos permite jugar a Natasha y a mi es la de Bruce. Natasha y yo decimos que no nos gustan las cabezas, pero en realidad es porque se trata de Bruce.
Yo saco, revelo y colecciono fotos del monstruo del lago Ness. Hasta ahora tengo ninguna.
miércoles, agosto 24, 2005
Natasha ernesto y yo
Ordenando sus papeles, ernesto encontró los restos mortales de Bruce. Se le había atorado el pie en el estribo y el caballo lo había arrastrado golpeándole la cabeza contra un globo terráqueo que ernesto guarda en su estudio. Enseguida ernesto mostró su alborozo descorchando botellas de champagne mientras, a los pies de Bruce, lloraban su mujer y sus tres hijos. Yo salí apurado del cuarto para que nadie notara mi sonrisa y mi maniática manera de anudar y desanudar los dedos. Natasha se me unió en el pórtico y tomamos una grapa mientras hablábamos, contentos pero en voz baja, de la violenta muerte de Bruce. Natasha me preguntó si pensaba que había sufrido. No sé, contesté, y nos reímos.
Más a la noche, cuando la inconsolable familia ya se había ido, compramos fuegos artificiales, los apuntamos todos al campanario y los prendimos al mismo tiempo. Ese fue nuestro homenaje. También le compramos heno al equino. Del caballo se acordó Natasha, que es la más sensible.
Bruce le había dejado toda su fortuna a Natasha. ernesto propuso que la usáramos para crear una raza de superhombres que reinaran el mundo con un puño firme pero justo. Yo propuse que le diéramos un uso más domestico y arregláramos el bache que junta agua de lluvia en la terraza. Al final Natasha la usó para comprarse un auto y tomarse el palo. Nunca más la vimos.
Más a la noche, cuando la inconsolable familia ya se había ido, compramos fuegos artificiales, los apuntamos todos al campanario y los prendimos al mismo tiempo. Ese fue nuestro homenaje. También le compramos heno al equino. Del caballo se acordó Natasha, que es la más sensible.
Bruce le había dejado toda su fortuna a Natasha. ernesto propuso que la usáramos para crear una raza de superhombres que reinaran el mundo con un puño firme pero justo. Yo propuse que le diéramos un uso más domestico y arregláramos el bache que junta agua de lluvia en la terraza. Al final Natasha la usó para comprarse un auto y tomarse el palo. Nunca más la vimos.
lunes, agosto 22, 2005
El teatro
Ligados por un cordón fino, los imitadores hacían trucos y sufrían enfermedades. Antes de despedirse, firmaron autógrafos y dieron consejos a jóvenes emprendedores que absorbían y anotaban cada palabra. Alguien, de improvisto, se secó la frente con un mantel. Los imitadores lo imitaron. Un silbido largo y claro aunque bajito, sonó en un súbito silencio. Las sillas estaban todas alineadas y lista a ser plegadas y guardadas junto al escenario, pero nadie consideraba que fuera su deber hacerlo. De hecho, las sillas no eran de esas que se pliegan.
Una mujer caminaba entre el auditorio sosteniendo con mucho cuidado una empanada y preguntando a los gritos si alguien sabía primeros auxilios. Un hombre pelado pero buena persona contestó que el si. Los imitadores lo imitaron. El pelado le dio respiración boca a boca a la empanada pero después se tentó y se la comió en dos bocados.
Un ventanal enorme que nos separaba del mar sin ocultarlo se rompió en mil pedazos que se convirtieron en hojas impresas con sentencias de muerte de personas que habían ofendido al caudillo del pueblo que también era dueño del teatro y que al ver el vidrio roto suspiro de tristeza por el precio que tendría que pagar para ver a sus enemigos muertos cosa que había deseado con mucho ahínco por ser su naturaleza vengativa y su carácter tempestuoso aunque se le conocían actos de extremo desapego y gran clemencia sobretodo con las personas que a su entender vistieran ropas que no ofendian la mirada creando el desorden al promover la lujuria que le roba al lujurioso su razón y lo lleva a actos y placeres que la casta sobriedad no permitiría y hasta condenaría por ser de una índole inferior a aquellos que se consiguen con los postres de limón y los licuados de frambuesa que en el mismo teatro se vendían y cuyas ganancias el caudillo pretendía acrecentar mediante publicidades estratégicamente ubicadas en el centro del pueblo donde todos paseaban al único perro que había y se enteraban de las noticias y se invitaban a bailar o a cenar a alguna watt o en su defecto al teatro mismo donde los viernes además de bailar se podían llevar a cabo diversas actividades que aumentaban la imagen turística del pueblo y atraían a extranjeros de variada procedencia muchos de los cuales no hacían sino enamorarse de Luisita que había salido reina en los ocho concursos de belleza que habían trascendido en el pueblo antes de que fueran cancelados porque siempre al día siguiente del concurso el teatro quedaba sucio con papel picado y colillas de cigarrillos que se acumulaban en el piso porque nadie consideraba que fuera su deber recogerlos.
Una mujer caminaba entre el auditorio sosteniendo con mucho cuidado una empanada y preguntando a los gritos si alguien sabía primeros auxilios. Un hombre pelado pero buena persona contestó que el si. Los imitadores lo imitaron. El pelado le dio respiración boca a boca a la empanada pero después se tentó y se la comió en dos bocados.
Un ventanal enorme que nos separaba del mar sin ocultarlo se rompió en mil pedazos que se convirtieron en hojas impresas con sentencias de muerte de personas que habían ofendido al caudillo del pueblo que también era dueño del teatro y que al ver el vidrio roto suspiro de tristeza por el precio que tendría que pagar para ver a sus enemigos muertos cosa que había deseado con mucho ahínco por ser su naturaleza vengativa y su carácter tempestuoso aunque se le conocían actos de extremo desapego y gran clemencia sobretodo con las personas que a su entender vistieran ropas que no ofendian la mirada creando el desorden al promover la lujuria que le roba al lujurioso su razón y lo lleva a actos y placeres que la casta sobriedad no permitiría y hasta condenaría por ser de una índole inferior a aquellos que se consiguen con los postres de limón y los licuados de frambuesa que en el mismo teatro se vendían y cuyas ganancias el caudillo pretendía acrecentar mediante publicidades estratégicamente ubicadas en el centro del pueblo donde todos paseaban al único perro que había y se enteraban de las noticias y se invitaban a bailar o a cenar a alguna watt o en su defecto al teatro mismo donde los viernes además de bailar se podían llevar a cabo diversas actividades que aumentaban la imagen turística del pueblo y atraían a extranjeros de variada procedencia muchos de los cuales no hacían sino enamorarse de Luisita que había salido reina en los ocho concursos de belleza que habían trascendido en el pueblo antes de que fueran cancelados porque siempre al día siguiente del concurso el teatro quedaba sucio con papel picado y colillas de cigarrillos que se acumulaban en el piso porque nadie consideraba que fuera su deber recogerlos.
domingo, agosto 21, 2005
sábado, agosto 20, 2005
La competencia
Antes de superar la anteúltima valla, ernesto ya estaba extenuado. La meta, a meros metros se le hizo inalcanzable, molesta, y amarilla. El hecho de que el hilo de su balero se había roto, y por ende no había podido completar esa sección de la prueba, lo acechaba. Pero sólo lo acechaba ahora, los meses que había durado la competencia no le había parecido más que un tropezón.
Además, su ventaja había sido clara desde el principio. Natasha perdió la pierna con los cocodrilos y lógicamente avanzaba por las pruebas con dificultad agregada. Yo estaba arrastrando la heladera y un instrumento de viento más o menos indefinido.
Una prueba consistía en ganar tres emmys y un oscar a mejor maquillaje, Natasha los consiguió con relativa facilidad porque es muy amiga de Rob Schneider quien la puso en contacto con productores muy importantes. Ernesto le afanó el oscar a jorge drexler y los emmys los hizo con cartulina.
Además, su ventaja había sido clara desde el principio. Natasha perdió la pierna con los cocodrilos y lógicamente avanzaba por las pruebas con dificultad agregada. Yo estaba arrastrando la heladera y un instrumento de viento más o menos indefinido.
Una prueba consistía en ganar tres emmys y un oscar a mejor maquillaje, Natasha los consiguió con relativa facilidad porque es muy amiga de Rob Schneider quien la puso en contacto con productores muy importantes. Ernesto le afanó el oscar a jorge drexler y los emmys los hizo con cartulina.
martes, agosto 16, 2005
Policial negro - Primera entrega
Las cartas eran de esas que resbalan sobre la mesa hasta caerse por el otro extremo, sedosas, lustrosas, marcadas. Perdí más de lo que tenía y más de lo que debía. A las once y media, después de doce horas de juego, me negaron el quinto crédito y salí a la calle con los tres cigarrillos que un alma piadosa me regaló. Por lo menos tengo mis rodillas, pensé ahogándome en medio vaso de optimismo.
Entré a mi oficina y abrí la caja fuerte. Una botella de Johnny Walker, un arma de dama con el nombre de Natasha grabado en la empuñadura de marfil, y mi licencia de investigador privado (que estaba adentro de la caja para que no pareciera tan vacía). Cargué el arma, la guardé en mi bolsillo y me serví cuatro wiskys en cuatro vasos distintos. Prendí los tres cigarrillos y me acosté en el piso. A través del dolor de cabeza, el sueño de una semana de insomnio me empezaba a trabajar los músculos y dibujar imágenes contra la pared de mis parpados cerrados. Siempre duermo bien cuando le debo plata a asesinos sanguinarios. Desde chiquito.
En lo mejor de una caída libre, tocaron la puerta y me desperté con el arma en la mano.
-El cheque está en el correo- dije saboreando la sangre que salía de mis encías.
- Leí un aviso, ¿investigador privado?- dijo una voz como crema cayendo sobre frutillas.
-¿Qué dice el letrero?-
-Investigador privado-
-No creas todo lo que leés-
Tomé seis tragos de wisky y volví a acostarme pero todavía la escuchaba respirando atrás de la puerta.
-Abra por favor, creo que me siguieron hasta acá-Me paré y trastabillé hasta la puerta. A través del esmerilado se filtraban una silueta en negro y un perfume peligroso. Saqué la traba y abrí la puerta.
Entré a mi oficina y abrí la caja fuerte. Una botella de Johnny Walker, un arma de dama con el nombre de Natasha grabado en la empuñadura de marfil, y mi licencia de investigador privado (que estaba adentro de la caja para que no pareciera tan vacía). Cargué el arma, la guardé en mi bolsillo y me serví cuatro wiskys en cuatro vasos distintos. Prendí los tres cigarrillos y me acosté en el piso. A través del dolor de cabeza, el sueño de una semana de insomnio me empezaba a trabajar los músculos y dibujar imágenes contra la pared de mis parpados cerrados. Siempre duermo bien cuando le debo plata a asesinos sanguinarios. Desde chiquito.
En lo mejor de una caída libre, tocaron la puerta y me desperté con el arma en la mano.
-El cheque está en el correo- dije saboreando la sangre que salía de mis encías.
- Leí un aviso, ¿investigador privado?- dijo una voz como crema cayendo sobre frutillas.
-¿Qué dice el letrero?-
-Investigador privado-
-No creas todo lo que leés-
Tomé seis tragos de wisky y volví a acostarme pero todavía la escuchaba respirando atrás de la puerta.
-Abra por favor, creo que me siguieron hasta acá-Me paré y trastabillé hasta la puerta. A través del esmerilado se filtraban una silueta en negro y un perfume peligroso. Saqué la traba y abrí la puerta.
lunes, agosto 15, 2005
¿Cuanto sabes de alfajores?
Tomas Binder te invita a un recorrido por las delicias nacionales. Desde el "Jorgito" hasta el "capitán del espacio" pasando por el "milka" y el "terrabusi". La guía más completa para el goloso porteño.
comete hesta
comete hesta
Familia nuclear
Ayer me puse belico con los niños. Primero hice este escenario nuclear y después el bebé que sabe exactamente lo que hace. Hoy se me rompío mi birome optica y me puse triste.
domingo, agosto 14, 2005
Picor
Desconozco el mecanismo pero domino sus resultados: Si me concentro lo suficiente, puedo lograr que me pique cualquier parte del cuerpo. Hay, sin embargo, ciertas idiosincrasias del proceso que son dignas de mención. Si yo quiero, por ejemplo, que me pique el dedo gordo del pie derecho, me tengo que concentrar en mi hombro izquierdo. Para lograr el picor en la cabeza tengo que pensar en ambos codos. Etcétera.
A nivel practico, nada de esta ciencia me elude; domino todos sus aspectos. Es a nivel analítico y teórico que me encuentro sumido en la oscura ignorancia. ¿Que ocurre dentro de mi cuerpo que desplaza el centro de picor a otro lado? Esa es la pregunta que ha encontrado su hogar en mi insomnio. Natasha dice que tiene algo que ver con los vasos capilares.
A nivel practico, nada de esta ciencia me elude; domino todos sus aspectos. Es a nivel analítico y teórico que me encuentro sumido en la oscura ignorancia. ¿Que ocurre dentro de mi cuerpo que desplaza el centro de picor a otro lado? Esa es la pregunta que ha encontrado su hogar en mi insomnio. Natasha dice que tiene algo que ver con los vasos capilares.
viernes, agosto 12, 2005
jueves, agosto 11, 2005
tres tristes tigres comen trigo en Guatemala
A pesar de poder ser muy cruda, Natasha se impresiona con gran facilidad. Por ejemplo, el sutil temblor de un flan recién apoyado en la mesa, puede producirle un ataque de histeria del cual solo sale después de que ernesto y yo lo propinemos unas bofetadas. Yo trato de aplicar la fuerza justa. ernesto se propasa.
ernesto es muy eficiente. Su proceder cotidiano es milimétrico y calculado. Llena cuadernos de hojas cuadriculadas con anotaciones y cuentas que Natasha y yo no entendemos pero intuimos geniales. Un día ernesto trató de enseñarnos la mejor manera de preparar el desayuno, pero, al ver que no seguíamos su explicación, perdió la paciencia y hubo que internarlo por dos semanas. Como ernesto siempre lleva la llave de la heladera en el bolsillo, esas semanas Natasha y yo no comimos. Natasha murió de hambre y cuando ernesto volvió del hospital se alegró mucho porque un cuarto de la casa había sido liberado para usos más eficientes. Yo, que estaba triste, no compartí su júbilo.
Los días que pasan una de Chuck Norris, apagamos la tele. En esas ocasiones, nos gusta recordar, con risas solapadas y los ojos húmedos, tiempos pretéritos. Una vez nos acordamos de una vez que nos habíamos acordado de una vez. Sentimos que la vida no era sino un túnel de paredes inciertas que se desdibujaban por obra de las imperfecciones de la vida anímica.
Natasha, que es la más esotérica, una vez me tiró las cartas. Por la ventana.
Bazzzzinggg.
El primer día de Hanuka, Natasha me regaló veintiséis armónicas cromáticas.
El segundo día de Hanuka, Natasha me regaló un alfiler de gancho con su sangre en el filo.
El tercer día de Hanuka, Natasha me regaló cuarenta kilos de heroína.
El cuarto día de Hanuka, Natasha no me regaló nada. Pero salimos a comer y pagó ella.
El quinto día de Hanuka, Natasha me regaló una bolsa de aserrín.
El sexto día de Hanuka, Natasha me regaló un desodorante de ambiente.
El séptimo dia de Hanuka, Natasha me regaló otra bolsa de aserrín.
El octavo dia de Hanuka, Natasha me regaló la filmografía completa de Chuck Norris en DVD.
ernesto es muy eficiente. Su proceder cotidiano es milimétrico y calculado. Llena cuadernos de hojas cuadriculadas con anotaciones y cuentas que Natasha y yo no entendemos pero intuimos geniales. Un día ernesto trató de enseñarnos la mejor manera de preparar el desayuno, pero, al ver que no seguíamos su explicación, perdió la paciencia y hubo que internarlo por dos semanas. Como ernesto siempre lleva la llave de la heladera en el bolsillo, esas semanas Natasha y yo no comimos. Natasha murió de hambre y cuando ernesto volvió del hospital se alegró mucho porque un cuarto de la casa había sido liberado para usos más eficientes. Yo, que estaba triste, no compartí su júbilo.
Los días que pasan una de Chuck Norris, apagamos la tele. En esas ocasiones, nos gusta recordar, con risas solapadas y los ojos húmedos, tiempos pretéritos. Una vez nos acordamos de una vez que nos habíamos acordado de una vez. Sentimos que la vida no era sino un túnel de paredes inciertas que se desdibujaban por obra de las imperfecciones de la vida anímica.
Natasha, que es la más esotérica, una vez me tiró las cartas. Por la ventana.
Bazzzzinggg.
El primer día de Hanuka, Natasha me regaló veintiséis armónicas cromáticas.
El segundo día de Hanuka, Natasha me regaló un alfiler de gancho con su sangre en el filo.
El tercer día de Hanuka, Natasha me regaló cuarenta kilos de heroína.
El cuarto día de Hanuka, Natasha no me regaló nada. Pero salimos a comer y pagó ella.
El quinto día de Hanuka, Natasha me regaló una bolsa de aserrín.
El sexto día de Hanuka, Natasha me regaló un desodorante de ambiente.
El séptimo dia de Hanuka, Natasha me regaló otra bolsa de aserrín.
El octavo dia de Hanuka, Natasha me regaló la filmografía completa de Chuck Norris en DVD.
martes, agosto 09, 2005
Picado fino
El monito Ingouville y un-servidor, hicimos, a modo de homenaje, los posters que se ven abajo. Se trata, como sabran, de MORFING, la banda que integran Panchi "pectorales" Milne, Luchi Dario, Pablo Moscowich y la exuberante Paz Villera. Hacé valer tu opinión sobre cual es el mejor. Como? Simple. Dejando un commandante en el que sea mas de tu agrado. El que se haga el vivo y deje uno en el que dice "6" pero no tiene nada, la liga.
Eternamente suyos, Matthew y Brotherick.
PD: MORFING se presenta todos los jueves de agosto en el despretigiado bar "Axolotl" (Marquez y 2do Fernandez). Reservas Al: pedo.
Eternamente suyos, Matthew y Brotherick.
PD: MORFING se presenta todos los jueves de agosto en el despretigiado bar "Axolotl" (Marquez y 2do Fernandez). Reservas Al: pedo.
sábado, agosto 06, 2005
Ay Mat
No estoy en mi casa y recién te escribí un comentario y me di cuenta que yo era vos. Así que fui nomás y arreglé un par de cositas de tu blog que no me gustaban mucho y de paso te puse el gif ese en el título de buen pibe que soy.
Navegación a vela
Los jazaros acostumbraban poner en algunas de las naves de su flota, en vez de velas, redes de pesca. Y esas naves navegaban como todas las demás. Cuando un griego les preguntó a los sacerdotes jazaros cómo lo lograban, un judío, que estaba presente en la conversación, respondió en lugar de aquellos a los que iba dirigida la pregunta: “Es fácil, en vez del viento, en esas redes retienen otra cosa”.
Minorad Pavic, Diccionario jázaro.
Minorad Pavic, Diccionario jázaro.
viernes, agosto 05, 2005
Conversación posible entre dos personas que fueron al espacio y lo encontraron un poquito aburrido
Se hace difícil verle los ojos a ernesto cuando usa sus gafas cromadas. Acaso las compró para que no le veamos los ojos. Los ojos de ernesto son raros; cambian de color con la estación y a veces desaparecen. Cuando desaparecen quedan unas esferas translucidas con puntitos rojos. Natasha dice que los puntitos rojos son vasos capilares.
miércoles, agosto 03, 2005
martes, agosto 02, 2005
Se pudrió todo
Si el amable lector hace el favor de mirar un poco mas abajo en esta misma pagina, podrá apreciar (si aprecia las cosas feas) una especie de llama deforme. Este aparente falo-cuadrúpedo-de-sonrisa-insultante, no está acá por obra mía. Lejos de mis intenciones está herir sus retinas con semejante adefesio. No, mis amigos, esto lo hizo un cabezon. También me arregló el template, como se puede leer justo abajo de este párrafo.
Un sombrero robado
un álbum familiar lleno de fotos recortadas de revistas
tinta en un rincón, en el piso.
un dálmata muerto
cinco pinceles en sus envoltorios originales
hilo dental usado
una sola aguja de tejer
un diente de leche en el cajón
perder una pelea
un sombrero robado
la velocidad
pelos de mujer
un broche con forma de araña
una violación bilateral
números
cartas de truco
la boca abierta
libros subrayados
el tono del teléfono
una billetera al pie de la cama
el mapa de un país imaginario
una decisión
uñas de mujer
comida envuelta en papel metálico
un tomo de enciclopedia perdido
dobladillos
una autobiografía
un tesoro escondido por alguien que murió
anteojos para ver de lejos
pestañas de mujer
bacterias
sexo oral
anotaciones en un calendario del año pasado
siete caramelos de menta
el primer auto
sinónimos
el último nivel de Súper Mario World
un saco con hombreras
el diario
navidad
lencería
cartas amarillas escritas en lápiz
autitos chocadores
la lista de compras
un paracaídas
un león
el piso ajedrezado de la cocina
arena en las sabanas
una chica de doce años
un accidente de transito
fierros calientes
el rimel corrido
bailar
Buñuel
biromes que no andan
pantalones cortos
una ventana que da a la calle
la libreta de matrimonio
hormigas
la piedad
hacer fuego con un lupa
la peluquería
dormir
Gracias Gugi
tinta en un rincón, en el piso.
un dálmata muerto
cinco pinceles en sus envoltorios originales
hilo dental usado
una sola aguja de tejer
un diente de leche en el cajón
perder una pelea
un sombrero robado
la velocidad
pelos de mujer
un broche con forma de araña
una violación bilateral
números
cartas de truco
la boca abierta
libros subrayados
el tono del teléfono
una billetera al pie de la cama
el mapa de un país imaginario
una decisión
uñas de mujer
comida envuelta en papel metálico
un tomo de enciclopedia perdido
dobladillos
una autobiografía
un tesoro escondido por alguien que murió
anteojos para ver de lejos
pestañas de mujer
bacterias
sexo oral
anotaciones en un calendario del año pasado
siete caramelos de menta
el primer auto
sinónimos
el último nivel de Súper Mario World
un saco con hombreras
el diario
navidad
lencería
cartas amarillas escritas en lápiz
autitos chocadores
la lista de compras
un paracaídas
un león
el piso ajedrezado de la cocina
arena en las sabanas
una chica de doce años
un accidente de transito
fierros calientes
el rimel corrido
bailar
Buñuel
biromes que no andan
pantalones cortos
una ventana que da a la calle
la libreta de matrimonio
hormigas
la piedad
hacer fuego con un lupa
la peluquería
dormir
Gracias Gugi
sobre cosas y de miedo
1
La noche era un rompecabezas de sombras que lograba una uniformidad parcial entre los parches de luna llena reflejada contra el parque y la casa. Todo era azul. Desde la ventana se vio el brillo de un farol reflejado en un cuchillo que avanzaba por el parque en dirección a la casa. Los pies se mojaban contra el pasto húmedo y el viento era oscuro anfitrión. Anfitrión de la noche, las sombras, la ventana, los pasos y el cuchillo. Los pasos entraron a la casa y el crujir de una madera quedo flotando en el sótano. En la venta abierta, el viento con olor a jazmín movía la cortina. El cuchillo entro al cuarto y avanzo en la oscuridad como un secreto, evitando los obstáculos, guiado por la luz de la ventana. El cuchillo se acerco tanto que la cortina le acaricio el filo. Entonces se dio. Una muerte limpia, con más perfección que odio. Ahora el cuchillo huye por el parque, dejando atrás la ventana muerta.
2
Las manos buscaron, sueltas, como vivas, las otras manos. Alguien había gritado y después el silencio, pero el grito persistía en los pliegues de las sabanas y el zumbido del ventilador. Las manos encontraron las manos y empezó el código íntimo del perdón. La caricia disimulada, los movimientos rápidos e impersonales que se iban ablandando. Pero algo parecía suelto, faltaba unidad. Una mano fue a la mesita de luz y prendió la lámpara. Había tres pares de manos en esa cama y solo dos pertenecían a un cuerpo.
3
En la pared opuesta a la ventana la sombra de las ramas acompañaba el ruido de un viento enojado. Un abuelo, sentado un una silla diminuta, hablaba con una melodía tranquilizante en la voz, a un chico que temblaba en la cama. La voz decía que eran sueños, y por mas feos que fueran, despertaría, y cuanto antes se durmiera antes seria de día con un desayuno delicioso y la casita en el árbol. La lluvia y los ladridos empezaron al mismo tiempo. El chico en la cama miró su brazo a la luz de la ventana y lo vio arrugado. Un grito agudo, de terror infantil, tapo la lluvia. El abuelo se apresuró a prender la luz y el chico lo vio parado junto al interruptor, sonriendo con la piel firme de un niño de diez años.
La noche era un rompecabezas de sombras que lograba una uniformidad parcial entre los parches de luna llena reflejada contra el parque y la casa. Todo era azul. Desde la ventana se vio el brillo de un farol reflejado en un cuchillo que avanzaba por el parque en dirección a la casa. Los pies se mojaban contra el pasto húmedo y el viento era oscuro anfitrión. Anfitrión de la noche, las sombras, la ventana, los pasos y el cuchillo. Los pasos entraron a la casa y el crujir de una madera quedo flotando en el sótano. En la venta abierta, el viento con olor a jazmín movía la cortina. El cuchillo entro al cuarto y avanzo en la oscuridad como un secreto, evitando los obstáculos, guiado por la luz de la ventana. El cuchillo se acerco tanto que la cortina le acaricio el filo. Entonces se dio. Una muerte limpia, con más perfección que odio. Ahora el cuchillo huye por el parque, dejando atrás la ventana muerta.
2
Las manos buscaron, sueltas, como vivas, las otras manos. Alguien había gritado y después el silencio, pero el grito persistía en los pliegues de las sabanas y el zumbido del ventilador. Las manos encontraron las manos y empezó el código íntimo del perdón. La caricia disimulada, los movimientos rápidos e impersonales que se iban ablandando. Pero algo parecía suelto, faltaba unidad. Una mano fue a la mesita de luz y prendió la lámpara. Había tres pares de manos en esa cama y solo dos pertenecían a un cuerpo.
3
En la pared opuesta a la ventana la sombra de las ramas acompañaba el ruido de un viento enojado. Un abuelo, sentado un una silla diminuta, hablaba con una melodía tranquilizante en la voz, a un chico que temblaba en la cama. La voz decía que eran sueños, y por mas feos que fueran, despertaría, y cuanto antes se durmiera antes seria de día con un desayuno delicioso y la casita en el árbol. La lluvia y los ladridos empezaron al mismo tiempo. El chico en la cama miró su brazo a la luz de la ventana y lo vio arrugado. Un grito agudo, de terror infantil, tapo la lluvia. El abuelo se apresuró a prender la luz y el chico lo vio parado junto al interruptor, sonriendo con la piel firme de un niño de diez años.
lunes, agosto 01, 2005
No es demasiado pedir
Ayer me quedé sin ideas así que fui al kiosco en pijama a comprar más. Lamentablemente hubo un traspapeleo y terminé comprando un jeep Cherokee. Volví con la mente en blanco pero en coche.
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