lunes, abril 02, 2007

Roger en apuros

Un establo con un escritorio y un archivador beige a la izquierda. Sentado sobre el escritorio está Roger. Daisy está parada frente a el.

Roger: Qué se yo qué sentí, Daisy. Soy de los que en el momento no sienten más que una molestia y después se enferman durante un par de semanas. Siempre fui así. Somatizo.
Daisy: Bueno. Describila entonces. Físicamente.
Roger: Tampoco dice mucho. Es una celda, como en las películas. Tres por tres, una cama, una mesa. … Una ventana demasiado alta.
Daisy: Contame vos.
Roger: No... No es que no quiera hablar del tema, pero vas a tener que luchar contra mi resistencia. Sacarme a cuentagotas lo no quiero escucharme decir en voz alta.
Daisy: Bueno. Dejame pensar.

Silencio

Daisy: Tengo una buena. ¿Sentiste su presencia de alguna manera? ¿Viste su fantasma? ¿Escuchaste alguna voz de ultratumba?
Roger: Ufff.
Daisy: ¿Di en el blanco?
Roger: Si.
Daisy: Tranquilo.

Silencio

Roger: Justo abajo de la ventana. Un poema borroso escrito con su letra, que es tan parecida a la mía que da miedo.
Daisy: ¿Que decia?
Roger: Tomá.

Roger saca un papel doblado en cuatro de su bolsillo y se lo ofrece a Daisy. Escuchamos la voz de Daisy leyendo el poema, pero son sus pensamientos. Ella lee en silencio y sin mover los labios.

Daisy:

Los codos fijos, tablas que se agudan
Una única mirada para los dos ojos
El abdomen: un calambre de plástico
Dientes sin anestesia
Los dedos son diez uñas de carne
Las arterias infestadas de hongos
Lengua de esponja y sal
Pulmones de poker
Una espiral en la frente, adentro
Huesos que son huesos de los huesos
Un solo pelo, que tiene raíz en las dos puntas
La saliva de los otros
Cuernos por omoplatos: el aborto de las alas
Piel que es la braza de una aguja
Orejas que hablan otro idioma
Un ombligo desplazado
La nariz apuntando, claro está, al nornoroeste

Silencio

Roger: En esa prisión estaba el. Si en vez de la cárcel hubieran sido las islas canarias, hubiese escrito el mismo poema en la arena.
Daisy: Contame. Por favor. Contame que hizo. Y te juro que esta es la última vez que te pido. Y si elegís no contarme esta vez, nunca más voy a preguntar.
Roger: Preguntame en unos años.
Daisy: Ahora.
Roger: Nunca.

Silencio largo

Daisy: Me dejó toda su plata.

Silencio Largo
Daisy: Te quiero regalar una moto.
Roger: ¿Toda su plata?
Daisy: Toda.
Roger: ¿Una moto?
Daisy: Te podés ir lejos. Alejarte de esta granja llena de fantasmas. No, es peor, no está llena de fantasmas, está llena de un solo fantasma enorme. Debiéramos cambiarle el nombre. “La granja para no rehabilitarse de la perdición y muerte del Sr. Robinson” ¿Qué tal ese nombre? ¿Mejor que Robin & son?
Roger: ¿Sos multimillonaria?
Daisy: Es ridiculo. Uso un fangote de billetes de mil dolares para nivelar el banquito de la cocina.
Roger: ¿Por qué te lo dejó a vos?
Daisy: Pensaba que a vos te iba a hacer mal. Yo estoy de acuerdo.
Roger: Hmm.
Daisy: Vamos a las islas canarias. Compramos dos casas en un mismo barrio y nos cruzamos a pedirnos tacitas de azúcar.
Roger: Pasame el poema que no lo quiero perder.
Daisy: Perdamoslo. O por lo menos no hagamos copias.
Roger: ¿Estas loca? ¿Qué va a hacer, olvidarte de el?
Daisy: No. Voy a elegir con que parte de su vida quedarme. ¿Qué? ¿No poder nunca más sonreír cuando pienso en el? ¿Siempre cargar con su estigma en vez de con la magia cotidiana que era solamente hablarle? ¿Vas a quedarte con ese desangrarse por el filo de su propia sangre? Yo lo voy a ver siempre con un segundo champagne en la mano, ese momento en el que salía lo mejor. Cuando contaba historias en la que vos habías estado, pero contaba detalles increibles que no habías visto, o agregaba pensamientos que convertían anécdotas neutras en aventuras extraordinarias. No se que tenés. No se porqué viajas tres mil kilómetros para ver una celda de mierda. No se si es que te gusta regodearte en esa mierda de mierda.
Roger: Preguntame de nuevo.
Daisy: ¿Qué?
Roger: Preguntame qué hizo para que lo metieran preso.
Daisy: ¿Que hizo?
Roger: Nada. Fui yo.
Daisy: ¿Qué?
Roger: La tarde que se lo llevaron. Cuando se escaparon tus gallinas. Maté a una con una horquilla.

Mientras roger habla, Daisy se aleja lentamente de el, cubriendose la boca con las manos.

Roger: No se que me pasó. Sentí el peso y sentí que era el tridente del diablo. Me lo acuerdo nublado, como si lo hubiera soñado. Lo tiré y lo próximo que me acuerdo es que el Sr. Robinson metía el cadáver en una caja. Cuando llegó la policía yo temblaba en el suelo de la cocina mientras el hacía una falsa confesión.
Daisy: Roger, ¿Porqué?
Roger: No se.
Daisy: Mataste al Sr. Robinson.

Silencio

Daisy: Roger.
Roger: No se.

Silencio largo. Daisy se acerca muy despacio a Roger. Roger tiene la cabeza entre los hombros. Daisy lo abraza. Sus manos en la espalda de Roger son dos puños cerrados. Lo abraza un largo tiempo. Empieza a dales suaves golpes. De a poco, los golpes se tornan cada vez más fuertes. Roger los resiste sin quejarse ni moverse. Daisy lo golpea con toda su fuerza mientras lucha por zafarse de su abrazo.

5 comentarios:

Mikel dijo...

¿!no era primero y único acto?! ¿!ves que te contradecís?! !gil! ¿!no era que salía de apuros Roger?!

ahora está en apuros, es por su bocaza, si sólo se callara un poco.

Boy dijo...

desde el punto de vista del consumo, se consume más fácil el roger sit com que el hijo de desaparecidos. Allá me rio de lo que no entiendo y en este me salen úlceras.
El poema tiene algunos hallazgos, a mi gusto, como los cuernos abortos de alas, y al mismo tiempo todas las metáforas son muy experimentales y al borde de incomodar: pintan un autor torturado no solo por el contenido sino por lo marginal de sus formas.
Creo que no entendí la historia.La parte que hay que deducir no me quedó clara. Parciera que vivían en una sociedad donde estaba prohibido matar gallinas. Y fue en cana el padre por el asesinato de una a manos del hijo. Pero eso no me cierra porque parece un tanto trivial en un contexto tan heavy.
Tampoco conecto la plata con lo demás. Quizás hay claves en el capítulo anterior, pero no lo releí, recien ahora se me ocurre.
Papaf

(pd: en la frase del cuentagotas falta una palabra)

Anónimo dijo...

Bravo. Bravísimo.

Unknown dijo...

Pobres ellos...
Este acto no me hizo reir. Shame on you.

(en apuros se llama cuando un perro te persigue y te muerde la parte trasera del pantalón, esto es otra cosa)

me gustó lo que decía el papel.

Mateo dijo...

shame on me