La revista sangraba una sombra sobre un ojo que pasaba sus páginas sin mucho interés. Se había sacado los tacos ya se masajeaba distraídamente la planta del pié. Por el color de su vestido, que era el mismo que el de su piel, parecía desnuda. Faltaban dos cosas en el cuarto pero ella sólo había notado una: Su marido. El General Quinn podía ser encontrado en el estudio a casi toda hora del día y sobre todo por la noche. La segunda ausencia era una de las tres hachas ornamentales que colgaban sobre la chimenea. Se trataba de finas reliquias japonesas que el General Quinn había recibido de su padre al cumplir los quince años.
Por un segundo el silencio pareció más grave y profundo. El grito de alguien muriendo siguió a ese momento. Por la puerta, con el hacha clavada en el cuello y el delantal blanco manchado por mucha sangre, entró Daisy a los gritos. La empleada cayó de cara al piso y por el efecto de su propio peso sobre el filo del hacha, termino de rebanar su cabeza, que rodó sobre la alfombra. La señora Quinn, tapándose la cara con la revista, no vio entrar a su marido, impecable y sonriente. Silencio, querida, le dijo a su mujer y era la primera vez que le decía querida. Después se agachó como queriendo ver dentro del cuerpo de Daisy por la abertura del cuello. Pero en lugar de mirarla se desató un cordón y se lo sacó lentamente y moviendo la cabeza de lado a lado. Se acomodó el monóculo y le dio un par de vueltas a cada mano con las puntas del cordón.
La señora Quinn, parecía haber decidido que nada más ocurriría si ella no podía verlo. El almohadón que apretaba contra su cara apagaba sus alaridos y le impedía ver a su marido que se acercaba sonriendo y daba la vuelta poniéndose a sus espaldas. Silencio, mi princesita, despertaras a los vecinos. No quiero tener que estrangularte con el cordón de mi zapato. Se una buena chica y compórtate. Sírveme un güisqui.
miércoles, setiembre 28, 2005
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4 comentarios:
che mat, te pinta hacer alguna el sabado por la noche? ah!!! cierto, es lo de tu hermano, bueno no se, escribime, pero te doy la direccion porque no me llego el anterior.
ninonuclear@hotmail.com
lo mejor del relato es la transformacion misteriosa de la revista en almohadon.
Como quien usa un cordón como almohada
el tipo se desabrochó la voz de la mente
espantando a todo pájaro ausentado
del cojincito de esos que mantienen los alfileres.
estoy en desacuerdo.la mejor parte es el guiski.
depaso, necesito tu mail, tengo un relato con tenebrosas coincidencias escrito hace anios.
amen
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