lunes, noviembre 07, 2005

Alggio Pastini

Ernesto inventó un nuevo tipo de mentira. Consiste en mentir arrepentido, pidiendo disculpas, rogando perdón. Ahora la usa con frecuencia. Natasha le pregunta si se comió el ultimo alfajor y ernesto dice que no, que lo siente muchísimo, que el no ha sido y que merece ser repudiado. Yo, más tarde y en privado, le comento lo evidentes que son sus mentiras para el que las mira de afuera. El contesta que el no busca engañarnos ni a Natasha ni a mi, sino a Jesús, que no oye las palabras sino que ve las intenciones.

Alggio Pastini ya no frecuenta nuestro barrio. Natasha dice que debe haberse perdido. No concibe que ya no quiera vernos. ernesto escupe en el suelo y dice ni siquiera acordarse de su cara, pero después se pone las gafas cromadas y ya no podemos verle los ojos. Yo cuando recuerdo a Alggio Pastini soy como el manco que siente algo rozar contra su mano ausente.

Natasha instaló las barras paralelas en el patio con la esperanza de que ernesto y yo las usáramos para lastimarnos. Yo me lastimé un poquito.

Vinieron a entrevistar a ernesto de una radio y una revista. Al principio ernesto los trató bien y les ofreció café. También intentó mostrarles un par de sus obras más recientes, pero pronto notó que no les interesaban y que sólo estaban allí para hacer notas amarillistas sobre su monstruosa altura. Los pisó. Así nomás. Sin decir agua va.

Natasha hizo un pequeño altar y puso fotos de Alggio Pastini bajo una vela que mantiene siempre encendida. ernesto se burla de ella durante la cena, pero lo he visto mirar el altar de reojo, como si fuera el cadáver de Alggio. Yo no creo que el altar vaya a cambiar de forma alguna la dolorosa ausencia, pero me gusta mirarlo mientras acaricio al pelaje de Euclides.

En un acto que hicieron, a Natasha a ernesto y a mi nos tocó hacer de granaderos. Fuimos a una librería y compramos unos cosos de cartulina que te atas atrás de la espalda y pareces un granadero. Antes de ponernos los trajes nos daba un poco de vergüenza, pero después resultó que algunos otros habían comprado el mismo. A uno de los chicos, incluso, se lo había hecho la mamá, que por el aspecto del disfraz era alcohólica o pelotuda.

“…pero antes de que pudiera articularlo, sonó la alarma y ya era tarde. Natasha soltó la pala e hizo ademán de agacharse a buscar el rifle. Una voz aumentada por un megáfono le advirtió que no lo hiciera si no quería terminar como un queso agujereado. Era el momento de que ernesto y yo saliéramos de las sombras, y usando nuestras ultimas fuerzas…”

Alggio Pastini llegó con regalos. Había regalos para Natasha y para ernesto también. Había regalos para mí. Nos dijo que asuntos urgentes lo habían llevado al exterior y que no había tenido tiempo para avisarnos. Natasha y yo lo agasajamos en la cocina con Tang y otras delicias, mientras ernesto miraba con aire de indiferencia desde el umbral de la puerta. Pero yo vi que después, cuando ernesto se despidió de Alggio Pastini, le dejó la solapa del saco un poquito mojada.

7 comentarios:

sinonimo dijo...

caramba

sinonimo dijo...

caramba

sinonimo dijo...

son uno alcanza, verdad?

Mateo dijo...

con dos es carambola.

tazelaar dijo...

perdon mat,este no me gusta, te pido mil disculpas, mereszco tu repudio.

Mateo dijo...

Gracias Tomi (me encanta que me tomes enserio). Gracias Taz (si entendí bien y estabas mintiendo, sino te retiro las gracias y mi amistad).

tazelaar dijo...

claro que entendiste, soy el primer discipulo de ernesto, discipulo?? se escribe asi???