jueves, noviembre 17, 2005
Equidistante de todo
Un hombre sonríe. Mira fijo la pared y sonríe. Mira unos crayones y unos lápices desordenados sobre la mesa, y sigue sonriendo. Sin dejar de sonreír, mira unas botellas vacías alineadas contra la pared. Mira a sus hijos, que son diminutos y juegan con unos cubos amarillos, y sonríe. Mira la tapa de un libro, rojo el lomo con letras doradas, y sonríe aun. Sonriendo abre el libro y lee las palabras. Todas lo hacen sonreír. Sonríe mirando una mujer que sale de la ducha con una toalla atada a la cintura. Sonríe mirando sus propios pies que caminan. Abre la ventana y lo que ve lo hace sonreír. Le sonríe a su sonrisa en el espejo, y su reflejo le sonríe a cambio. Sonríe al tropezar con una maceta en el balcón. Sonríe al ver su mano que no llega a la baranda. El cielo, mientras cae, le provoca una sonrisa. Sonríe aun (sin saberlo) mientras le cubren la cara con la sabana.
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6 comentarios:
pero Ateo! Qué lugares obscuros está ud. atravezando con sus narraciones lately-
Ame el titulo. Nunca más voy a usar la palabra indiferente. Ya no suena tan bien.
Murió de risa.
equidistante de todo. salvo del pavimento.
el típico boludo alegre
jajajajaja
me estoy riendo de mi propio comnetario...
¿qué... no se puede?
vos podes hacer cualquier cosa uque te propongas.
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