sábado, diciembre 30, 2006

Canaleta

Ante tu estupor, el lanzamiento de Walter es tan desviado, que cae en la casa del vecino, matando a los seis perros. Es el momento de huir. Como siempre que hay que huir, Walter se sube a tu espalda.

Tu: Bájate, cretino, tenemos los zapatos del salón.

Walter: Genial.

Walter se baja de tu espalda y adopta la actitud dinámica que precede al raje. Lo tomas de la solapa y lo increpas.

Tu: Ya veo. Era mentira… era todo mentira… Siempre te cargo yo a ti y tu nunca me cargas a mi. Más de una vez hemos discutido por esto y nunca hasta recién me fue tan claro el alcance de tu vileza. Tu intención no era cuidar mi espalda desde un lugar privilegiado. Nunca consideraste que cargarme era exponer mi espalda a eventualidades y amenazas. Simplemente eran engaños para no tener que cargarme. En el momento que te diste cuenta de que tu también tenías zapatos, le diste las espaldas a mi espalda.

Walter: Si así es como te sientes, renuncio

Tu: No. Estás despedido.

Walter: Lo mismo da

Tu: Te indemnizaré. Ahora que ambos tenemos zapatos, no compartiremos tantos taxis. Con la indemnización podrás pagar los taxis hasta que encuentres otro trabajo.

sábado, diciembre 16, 2006

Goteras en el techo

ernesto había adquirido dos baldes de considerable tamaño, y, después de llenar uno hasta su capacidad con agua, se armó de un gotero para vaciarlo una gota a la vez. El agua iba a dar al balde vacío, donde muy lentamente crecía la marea.
Cuando los baldes tuvieron más o menos la misma cantidad de agua, aproveché un descuido de ernesto para cambiarlos de lugar. Eran idénticos y rojos.
ernesto, inadvertidamente, empezó a reponer el agua que había vaciado del balde original. Mi magnifica celada parecía dar enorme resultado, y yo anudaba y desanudaba mis dedos de manera siniestra, disfrutando de mi triunfo secreto.
Pero con el pasar de las gotas se hizo de día. Entonces pudimos ver que el balde que llenaba ya había rebalsado, mientras que en el otro aun quedaba la mitad.
Y ernesto seguía con el gotero. A las pocas horas flotábamos sobre el sillón, en la pileta que se había formado en el cuarto. Yo intentaba detenerlo, temeroso de que el agua estuviera electrificada por alguna lámpara subacuática, o que creciera hasta que el ventilador de techo nos hiciera más bajitos.
Cuando comenzaron las olas de quince metros, por un segundo creímos que ahora había más agua en el cuarto que la que estaba en el primer balde. Nos pareció inverosímil. No obstante, por las dudas, empezamos a vaciar baldes por la ventana, ernesto ahora convencido de lo menesteroso de nuestra situación.
A eso de las cinco el agua había llegado al techo, encerrándonos en una trampa mortal y mojada. Si ernesto no murió es porque justo había respirado mucho el día anterior y no le hacía tanta falta. Yo tal vez si morí, pero no sabría precisar. Natasha, que era el agua, se reía asustando a los peces.

martes, diciembre 05, 2006

Naturaleza muerta

miércoles, noviembre 22, 2006

Las ideas caen a la tierra como palomas muertas

Ayer se me ocurrió una idea, pero al final no era tan buena, asi que es como si no se me hubiera ocurrido. Pero me parece que por ahi mañana se me ocurre una idea, no se si va a ser buena o no, pero algo está molestando ahi, con ganas de salir. Quien te dice es una idea. Incluso puede ser una buena idea. O por ahi es un pedito.

Pero en fin, por ahora nada. Tienen mi permiso para tomarse vacaciones.

miércoles, octubre 11, 2006

El descanso entre dos pisos

Olich Von Kirsten se acercó hasta la barandilla y miró largamente la ciudad que no conocía. Ahora que todos estaban muertos, esta anónima conjunción de edificios le era tan propia como cualquier otra, tan ajena como todas. Pensó, en su idioma, que ser el último hombre representaba una especie de éxito, pero después se dio cuenta de que el éxito es una medida social que empieza a tener sentido cuando hay dos personas en el mundo. Calculó, a ojo y sin fundamentos, cuánto tiempo le llevaría volverse loco. Pero “locura”, al igual que “éxito”, le resultó un envase vacío, algo que nombra nada.
Entró de nuevo al departamento y saludó con su sombrero a la pareja de viejos que dormían muertos y desnudos, con la sabana a la altura de las rodillas por el calor. Aun no despedían aquel tufo dulzón que tienen los velorios, pero el azul pálido de la piel los delataba, y desmentía la aparente vida que el ventilador prendido le confería a la escena.
Al bajar las escaleras, Olich casi tropezó con un juguete olvidado. La posibilidad de que el ultimo hombre en morir lo hiciera de una manera tan descabellada y torpe lo detuvo algunos minutos en el descano entre dos pisos, riendo mares y llorando a carcajadas.
-¡Olich!- gritó Olich –¡Olich!-Repitió. Y tenía razón.

martes, setiembre 26, 2006

La espera de los delegados

Joaquim volvió a preguntar si la isla daba al mar, y el presidente se impacientó. -Las islas, Sr. Embajador, dan todas al mar por definición.- Aceleró un poco el paso para minimizar el tiempo que pasaran solos, pero Joaquim no lo siguió. Estaba mirando un cuadro muy de cerca. Se trataba de un retrato del presidente mismo, con la faja y el bastón de mando.
-Yo a este hombre lo conozco del barrio de mi infancia.-dijo Joaquim-Ya debe ser muy viejo. Ya tendrá más de cien años… o estará muerto.-
El presidente, que sentía que el cuadro representa su firmeza a la vez que su compasión, se vio herido en su orgullo. –Lo dudo, Sr. embajador, pues el hombre de la imagen soy yo, y el cuadro es un obsequio personal del rey.
-Sin embargo aun cabe una duda, ¿verdad?-
-No comprendo-
-Digo, podría tratarse del hombre que yo conocí hace tantos años.-
-¿Quién?-
-El del cuadro-
-Pero soy yo. Se trata de mí.-
-Si Ud. lo dice-
-Posé para el retrato. Vi avanzar la obra-
-Aun así…-
El presidente miró en todas direcciones buscando algún escape inmediato. Elena, su secretaria, pasaba con unos papeles y un llavero lleno de llaves idénticas.
-Melina.- Dijo el presidente y enseguida trató de pensar algo para decirle.
-¿Si, Sr. presidente?-
-Por favor dígale a los delegados que ya mismo estaremos con ellos.-
-Bien, Sr. Presidente- Elena dudó un instante y se animó –Mi nombre es Elena, Sr. presidente, no Melina.-
Joaquim avanzó hacia ella y la tomó de los hombros. – ¡El nombre de mis hermanas!- Hizo un gesto como si estuviera por abrazarla y se arrepintiera. -¡Elena! ¡Elenita! Las he echado de menos.-
Elena, por motivos que ella misma no comprendía, se sintió segura y frágil al mismo tiempo, y sintió que tal vez las manos de aquel hombre sobre sus brazos tenían algo que ver. Antes de hablar lo miró un instante a los ojos. –Permiso, Sr. Embajador. Sr. Presidente...- y se fue como apurada haciendo ruido a cascabel con las llaves.
El presidente estaba confundido y una leve arritmia amenazaba con ganar terreno. -Conozcamos a los delegados, Sr. Embajador.-
-Si, tengo la impresión de que serán de mi agrado.-
Caminaron por el pasillo, y, a pesar de los esfuerzos del presidente, sus manos se tocaban al caminar. El presidente se alejaba, y Joaquim se volvía a acercar hasta tocarle la mano. Llegó el punto en que el presidente ya no caminaba sobre la alfombra roja sino sobre el mármol, y se acercaba peligrosamente a la pared.
Joaquim se detuvo -Tal vez duerma una siesta antes. ¡Imagine la vergüenza si bostezara frente a los delegados! Por precaución, será mejor que me acueste unos instantes.- Mientras hablaba se iba quedando dormido y cada vez caminaba más lento. Cuando alcanzaban la puerta del salón principal, balbuceó algo sobre el sodio y empezó a roncar en la mitad de un paso suspendido.
-A mi nadie me hace esto- Murmuró el presidente cuando estuvo seguro de que Joaquim no podía oírlo. Después se agachó y le desató los cordones.

viernes, setiembre 15, 2006

Mike is back

http://www.maikishere.blogspot.com/

miércoles, setiembre 13, 2006

Chuza

Viendo la pelota rodar por la madera encerada, sabes exactamente lo que pasará: Va directo a la canaleta. De pronto el cuarto empieza a moverse como las olas y los sonidos a reverberarse. Estas teniendo un flashback. Frente a ti hay una torta con nueve velas incandescentes.

Tu madre (lista para imortalizar el soplido): Pedí tres deseos.

Tu (voz de niño en off, pensando): Pediré uno solo, pero imposible. Pediré el poder de la telekinesis. Si me fuera otorgado, juro no usarlo hasta el día que resulte absolutamente necesario.

Veinte años han pasado desde ese día, y nunca has intentado mover nada con la mente, pero siempre has tenido la certeza de que el deseo ha sido concedido. Puro instinto, te levantas y extiendes los brazos apuntando a la pista, tensando cada músculo de la mano, la mirada clavada en la pelota, que se acerca peligrosamente al límite. Entonces sucede. La pelota cambia de trayectoria, acelera, y se clava entre los pinos uno y tres, causando enorme revuelo de pinos muertos.

Walter: ¡Que maniobra!

Tu, agotado por el esfuerzo mental, sólo alcanzas a balbucear incoherencias

Tu (cantando): Tele kino, tele kino

Viendo la pelota rodar por la madera encerada, sabes exactamente lo que pasará: Va directo a la canaleta. De pronto el cuarto empieza a moverse como las olas y los sonidos a reverberarse. Estas teniendo un flashback. Frente a ti hay una torta con nueve velas incandescentes.

Tu madre (lista para imortalizar el soplido): Pedí tres deseos.

Tu (voz de niño en off, pensando): Pediré uno solo, pero imposible. Pediré el poder de la telekinesis. Si me fuera otorgado, juro no usarlo hasta el día que resulte absolutamente necesario.

Veinte años han pasado desde ese día, y nunca has intentado mover nada con la mente, pero siempre has tenido la certeza de que el deseo ha sido concedido. Puro instinto, te levantas y extiendes los brazos apuntando a la pista, tensando cada músculo de la mano, la mirada clavada en la pelota, que se acerca peligrosamente al límite. Entonces sucede. La pelota cambia de trayectoria, acelera, y se clava entre los pinos uno y tres, causando enorme revuelo de pinos muertos.

Walter: ¡Que maniobra!

Tu, agotado por el esfuerzo mental, sólo alcanzas a balbucear incoherencias

Tu (cantando): Tele kino, tele kino

lunes, setiembre 11, 2006

Algunos datos

El diario “La voz” sacó este mes treinta fascículos coleccionables que conforman una “enciclopedia de curiosidades”. Esta verdadera joya recorre los temas más heterogéneos iluminando al lector sobre ciertos asuntos de interés general. El capitulo que lleva el titulo “gastronomía” dice esto sobre el pan:

“Hoy día tomamos como algo natural el hecho de que uno de los ingredientes indispensables para cocinar el pan, sea el pan mismo. Pero surge la pregunta: ¿Cómo se hizo el primer pan? ¿Como puede hacerse un pan sin usar pan? La respuesta está dividida entre los que sostienen que el primer pan lo creó Dios, y la casi unánime opinión de la comunidad científica, que supone una serie de transformaciones, desde un panoide prehistórico, hasta el pan que conocemos.”

En el capitulo “Biografias curiosas” aparece la de Sven Miller:

“… sobrevive quedando ciego y mudo. Pese a esto sigue piloteando vuelos de cabotaje (sin informar de su condición a la empresa ni al copiloto) durante tres años, momento en el cual muere su hija menor y debe viajar a la amazonas a vengar su muerte en manos de negros. Pero al llegar lo cautivan los olores de la selva, y posterga indefinidamente la venganza para vivir en paz entre las serpientes…”


El capitulo “Grandes mentiras” destaca algunas nociones erradas que son generalmente aceptadas como ciertas.

“El único color que está dentro del espectro visual del ser humano es el amarillo. Los demás son leves variaciones. Los perros ven el azul y el rojo.”

“El habitual sombrero mejicano no califica como sombrero técnicamente. Esto se debe a que el diámetro de su circunferencia es dos centímetros superior al que permite el vocablo.”

“La frase “Tendré venganza o tendré muerte”, generalmente atribuida a Rembrandt, la dice en realidad el actor William Hurt en la película “los puentes de Madison””

El capitulo “ciencia y tecnología” incluye esta nota sobre los monos.

“La tierra es abundante en fósforo haciéndola propicia para el árbol del plátano. Debido a esto hay una gran cantidad de monos que habitan la región. Cuando llueve se forman charcos de fósforo, y los monos han aprendido a mojar palos en los charcos y dejar que sequen. Luego frotan el palo contra una piedra y prenden fuego a unos rollos de hojas de plátano muy semejantes a un cigarro.”



viernes, setiembre 08, 2006

Cumple de mi mismo

Sabado 9
Es en Victoria-San Fernando.
Ambrosoni 1334
entre lavalle y 3 de febrero
¿tipo 12?
Si no saben llegar llamenme al 47446501 y preguntenme.

Eso nada mas.


domingo, setiembre 03, 2006

Ralos rizos rubios

Morris nota ante el espejo que su rubia cabellera, escasa desde nacimiento, se afina y pierde volumen, dejando parches irregulares de dolorosa calvicie incipiente. La cara permanece imperturbada mientras las manos sondean con el tacto el cuero cabelludo indefenso a la intemperie, pero por dentro Morris sufre emociones que identifica correctamente bajo los rótulos de “pánico” y “enormísima tristeza”. Se ve tentado por la moderna usanza del rasuramiento preventivo (que es como talar un bosque para evitar incendios) pero desiste, nostálgico, y se peina de manera tal que los parches vacantes de hebras se favorecen de la manta que permiten los sectores más abundantes.
El engaño es evidente, más aun cuando pasan los días y cada vez son más numerosas las bajas que Morris observa, agónico, enmarañarse en su peine de bolsillo. Prueba, a pesar de la vergüenza, las pelucas, los ungüentos, los sombreros y las maquinas que suministran masajes capilares, que son a la vez torturas nefastas. Pero nada lo satisface y nada detiene la inevitable extinción del “Capitis mantita”.
El tiempo, inclemente, avanza y con el la entropía. Un día Morris reflexiona que la luna no emite luz propia, sino que refleja la del sol. La luna se refleja en su cabeza, que Morris observa reflejada en un charco. Una lagrima con la sal de muchos llantos contenidos, le acaricia la mejilla y cae, formando olas que deforman el agua, su cabeza calva, la luna y el sol.

miércoles, agosto 30, 2006

cabaret




Este sabado todos al cabaret. Y traigan a los demás que van a estar los otros. Asi se conocen, digo.

http://el-cabaret-voltaire.blogspot.com/

lunes, agosto 28, 2006

Game, cambio de lado

Carlo: Profesor, me pareció verlo en la entrada de la conferencia que dio ayer el Doctor Haiam.
Profesor: Si, yo también lo vi a usted.
Carlo: ¿Le resultó de interes?
Profesor: No. Pero por suerte tomé la precaución de llevar mi gameboy conmigo.
Carlo: Su estilo es un poco seco, si, pero a mi me pareció que dijo algunas cosas muy lucidas durante la noche.
Profesor: No lo se, estaba concentrado en el tenis para gameboy.
Carlo: Puede que hubiera algunas fallas en el núcleo de su discurso.
Profesor: Realmente no puedo hacer un juicio informado. Estaba muy enfrascado en el juego.
Carlo: Y ese tono monótono que emplea puede resultar bastante tedioso.
Profesor: Si Ud. lo dice.
Carlo: Y realmente no dijo nada que no hubiera pensado yo por mi cuenta.
Profesor: Ahí no puedo ayudarlo ya que desconozco el contenido de la conferencia. El tenis para gameboy ocupaba toda mi atención.
Carlo: Y esas patillas le sientan espantosamente.
Profesor: ¿Si? No lo recuerdo.
Carlo: ¿Y que me dices del ruido que hace con la garganta?
Profesor: No… No lo recuerdo realmente.
Carlo: Tiene Ud. razón, profesor. Ese Haiam no sirve de mucho.
Profesor: Yo no creo que una vida humana pueda definirse en términos de utilidad.
Carlo: ¿Humano? Haiam no es un humano. Es un monstruo espantoso al que hay que detener a tiempo.
Profesor: No sabría. Estaba jugando al gameboy.

sábado, agosto 26, 2006

La muerte del Señor Boyd

Oswald, rola tabaco. Ya siento venir las nauseas y fumar me alivia un poco. Bah, no escuches a mi mujer, el cigarrillo es lo único que me mantiene vivo. Y cierra un poco la ventana. No, no hace falta que te pares, si estiras el brazo puedes alcanzarla.

Oswald, viejo amigo. Déjame contarte sobre mi pequeña perdida. Mi diminuto abismo de lo que ya no es. Cuando pasas tanto tiempo en cama como yo, el ambiente en el que estas cobra un peso enorme que se da por la conjunción de sus detalles. La silla en la que te sientas, por ejemplo, me ha merecido una tarde entera de observación, la miré por partes y en relación a otros objetos. La imaginé con los ojos cerrados reproduciendo contra el interior de mis parpados los más imperceptibles detalles del viejo roble. Y asi con todo: El diseño de la alfombra (que tiene sutiles variaciones en el aparente patrón), la mesa de dibujo, el busto de Ibsen, mis manos viejas, el radiador…

Pero sobre lo que más he posado la mirada en estos últimos meses es en el techo. Es natural, considerando que casi no me levanto de la cama. Mira que blanco es. Lo pintamos la semana pasada. Antes tenía manchas de humedad en aquella esquina, y aquí, contra la pared. Las manchas eran muy sugerentes, como suelen ser las manchas y las nubes. Veía en ellas todo tipo de imágenes que incluso me aparecían en sueños. Era realmente agobiante de a momentos, pero no podía dejar de mirarlas. Incluso cuando leía la mirada se me desviaba de a momentos hacia el techo.

Mi mujer no quería que lo pintáramos. Tuve que mudarme al cuarto de visitas y ella tenía miedo que me hiciera mal trasladarme mucho. Pero insistí. Las imágenes eran cada vez más molestas y asfixiantes.

Oswald, mi amigo. Si supieras cómo me arrepiento. Ya no hay nada, ¿Entiendes? Ahora cuando miro veo el techo… Blanco. ¿Podrías alcanzarme el mechero de aquel cajón? Ya siento venir las nauseas.

miércoles, agosto 16, 2006

Lógica irrefutable

Jaime: Los otros días me pareció ver una vaca fumando pipa. Pero una segunda mirada más atenta me reveló que no se trataba de una vaca sino de dos chilenos. Uno vestía ropas de tenis.
Carlos: ¿De quien era la pipa?
Jaime: No lo se. No quise preguntar por pudor.
Carlos: Ha de ser robada. Mal habida. Los chilenos son rufianes.
Jaime: Y uno era judío.
Carlos: ¿Cual?
Jaime: El que estaba al lado del otro.
Carlos (pensativo): ¿Justo al lado, o apartado unos metros?
Jaime: Compartían la pipa.
Carlos (asiente): Entiendo.
Jaime:…
Carlos: Puede que fuera una vaca, entonces.
Jaime: Lo dudo.
Carlos: Te pido que dejes abierta la puerta al desconocido.
Jaime: Supongo que es posible.
Carlos: Si, eso.
Jaime: Quiero decir… puede haber sido una vaca. Que más da. No soy experto.
Carlos: Pero aguarda un momento, Jaime. ¿No has dicho que había un tenista?
Jaime: Si, el judío.
Carlos: Eso agrega un factor que desequilibra y pone en peligro la primera suposición.
Jaime (intrigado, expectante): … ¿Qué? ¿Cómo?
Carlos: Todos saben que las principales exportaciones de chile son en recursos naturales y agrícolas…
Jaime (interrumpiéndolo): Yo no lo sabía.
Carlos: No tiene importancia, Jaime. A lo que voy es que nunca nadie escuchó hablar de un tenista chileno, incluso me parece licito aseverar que no hay tal cosa. No forma parte de sus exportaciones. Pero si vacas. Vacas vacas y vaquitas.
Jaime (entendiendo todo de repente): Ah.
Carlos: Comprendes entonces que no podía tratarse de una vaca que fumaba.
Jaime: Si. Ahora lo veo claramente.
Carlos: ¿De donde sacaría el tabaco?
Jaime: Claro.
Carlos: Ahora la pregunta es: ¿Qué era realmente?
Jaime: Dejémoslo, ya empiezo a cans…
Carlos: ¡Lo tengo!
Jaime: ¿!Que!?
Carlos: La pipa era tuya, y no fumabas tabaco sino drogaina.
Jaime (indignado): Imposible.
Carlos: Te pido que dejes abierta la puerta al desconocido.
Jaime: ¿De donde voy a sacar yo drogaina?
Carlos: Eso es tema tuyo, hombre. No pretendo inmiscuirme en tus cosas personales.
Jaime: Ya veo. Así que eso era… ¿Tendré que pedir ayuda?
Carlos: No creo. Si fue esa única vez no corres riesgo de adicción.
Jaime. Ah… Que susto.

martes, agosto 01, 2006

Hacelo por mi



For Mat. Entendes?

jueves, julio 27, 2006

Factor determinante

Oh, Mod, observa a esa mujer que está a punto de bajar aquellas escaleras. Aquella con el vestido blanco. Apuesto que en el décimo peldaño tropieza y cae rodando el resto del trayecto. Espera… Aguarda un momento más… ¿Has visto? Justo como predije.

Un rato más tarde.

Mod, querida, Mira allí, detrás de la fuente y un poco a la derecha. ¿Ves el hombre con el saco de tweed verde? Aquel, querida, el que pasea el perro. Fíjate, dentro de un momento se verá afectado por la deposición de una paloma pasajera. Ya falta poco… ¡Oh! ¿Lo has notado? ¿Has visto la expresión que puso?

Aun más tarde.

Mod, tesoro, ayúdame a pararme que hoy la artritis no me deja en paz. Quiero mostrarte algo, pero es preciso que caminemos un poco… No me sueltes, querida tómame fuerte de la mano. Gracias. Caminemos hasta ese árbol… ¿Ves a esos niños que juegan con el balón? En unos instantes uno dará un puntapié que lo enviará contra el poste aquel. Desde aquí no podemos verlo, pero en el poste hay un clavo que acabará con el juego quitándole el aire al balón. Enseguida, Mod, ya veras… ¡Ahí! Ya ves que tenía razón.

Al rato.

Mod, cariño, será mejor que vayas por unos refrescos, el calor es terrible incluso a esta hora. Pero aguarda un momento, que hay algo que quiero que veas. Fíjate en aquel joven que cruza la calle. Verás que resbalará con aquella naranja que hay en la acera. Míralo bien, viene distraído mirando a la gente… Ya casi… ¡Pero! ¿Cómo puede ser? ¡La ha esquivado!... No es posible… Dime, Mod, ¿No es martes hoy?... ¿Miércoles dices? Ahora comprendo… Que extraño, hubiera jurado que era martes.

Como salirse con la suya (segunda manera)

Antes de empezar, disponga sobre una mesa oblonga y bastante roja, la soga que compró alguna vez pensando que sería util algún día, las tinajas (que habrá tenido la precaución de rotular debidamente) y el pariente lejano que insiste en ser llamado “Tío Ignacio”. No es necesario que los objetos estén ordenados de izquierda a derecha en orden alfabético descendente, no permanecerán en la mesa mucho tiempo y sería una perdida de tiempo.


Si es de día, y muchas veces lo es, construya una pared que tape la ventana y no deje entrar la luz. De no disponer de ladrillo o cemento, cierre la persiana o la cortina. Pero fíjese bien de prender la luz de techo de manera que los muebles no se tornen invisibles, imposibilitándole el transito despreocupado.


Notará que a su derecha, justo a la altura del hombro, comienzaran a darse fenómenos inexplicables. Es preciso nombrarlos ya que no tienen precedentes y por lo tanto nunca hasta ese momento se los llamo de manera alguna.


Si siguió los pasos correctamente hasta este punto, tendrá ya bastante dinero ahorrado para renunciar a su cargo como ministro y dedicarse a la filantropía y el onanismo.

miércoles, julio 26, 2006

Bien Tazelaar




Aunque los numeros del costado yo los hubiera pintado rojos.

viernes, julio 21, 2006

Blue Velvet

Si estás solo/a en casa y acabas de fumarte todo el pasto del jardín con la pipa del abuelo, es hora de que conozcas una pagina harto bonita. En ella podrás encontrar todo tipo de links a otras paginas. Links a bancos de imagenes gratuitos, links a bancos de sonidos gratuitos, links a paginas donde te podés bajar pinceles para fotochop, links a tu vieja, y links a paginas con muchos fonts para mejorar tu caligrafía. La pagina se llama Blue Vertigo y queda aca: www.bluevertigo.com.ar

lo cual me recuerda a un poema de Pedro Mairal que voy a reproducir con las deformaciones que le agregue o quite mi defectuosa memoria.

Verigos Azules

Cuando cruzo una de las bocacalles del centro
Pocas veces advierto que estoy bajo una cruz del cielo
Entre los dos omoplatos de Cristo
Bajo una cruz de vertigos azules.

martes, julio 18, 2006

miércoles, junio 14, 2006

Un pajaro cuenta algo que vió

Mashkú kyaroru pateó unas piedritas que cayeron hasta el río sin tocar nunca la pared de la montaña. Pensó en lanzarse a si mismo también, de una patada en la espalda, pero enseguida descartó la idea porque después no habría nada.

Aunque nadie había por kilómetros y kilómetros, siguió fingiendo que su brazo izquierdo estaba paralizado. También cojeaba levemente. Pero ya no recordaba si esto era a causa de una herida verdadera o si era otra charada.

Pero había alguien, que lo miraba ahora con ojos tristes, ahora enojadísimos, mientras pelaba la corteza de la rama en la cual estaba sentado. Y Mashkú kyaroru hubiera temblado de miedo de haber sabido quien era este hombre que lo vigilaba desde las alturas.

Hacía días que Mashkú no miraba hacia arriba, ¡Semanas!. Y tampoco le llegaban los sonidos que hacía su observador al arrancar la corteza. Los tapaba el suave arrastre del rio, y el viento que se lleva todo.

Había un indicio de la presencia de alguien más, pero Mashkú kyaroru era demasíado estúpido e ignorante para notarlo. Se trataba de una colilla fresca de cigarrillo rubio. Estaba en perfectas condiciones a pesar de las recientes lluvias.

Y así pasaron unos años, uno pateando piedras, y el otro asechando arriba en el árbol. Y yo los miraba a ambos sin ser visto. A mis anchas entre las ramas y el aire. Esperando la confrontación.

Pero se hicieron viejos y nada ocurrió. Murieron el mismo día, con dos horas de diferencia el uno del otro. El ultimo en morir fue Mashkú kyaroru, y quedó en tal posición que sus ojos miraban la rama con el cadáver del otro. Pero ya no veían nada y se iban agrisando.

jueves, junio 01, 2006

Sr. Boyd

El Sr. Boyd retira el envoltorio de plástico que cubre sus nuevos binoculares.

Sr. Boyd: ¡Que admirable manufactura! ¡Podré avistar todo tipo de aves a gran distancia!
Sra. Boyd: Son estupendos, Henry. Y así podremos ver que hacen los vecinos.
Sr Boyd: (La sonrisa desaparece rápidamente de sus labios) ¡Margaret!... Espero que sea una humorada, e incluso así me parece inadmisible. Hay cosas que no… que no… Ni siquiera en broma.
Sra. Boyd: (realmente afligida) Lo lamento Henry, era una broma, lo juro.
Sr. Boyd: Lo se, querida. Pero hay líneas con las que ni siquiera hay que jugar.

El Sr. Boyd en el museo

Sr. Boyd: Diablos, he extraviado mi pañuelo.
Richard: (riendo) Aquí tienes el mío, Henry. Cada vez que vienes a Ámsterdam es lo mismo, lloras como un niño.
Sr. Boyd: Es que estos cuadros, Richard… Y ese bendito hermano que tenía, ese bendito Teo. ¡Mira ese amarillo!

El Sr. Boyd ante la cosa más bella del mundo.

Sr Boyd: Las… palabras… no alcanzan. Es… increíble…
Sra. Boyd (sonrojada): Henry, ni siquiera traigo maquillaje.

ERNESTO

ernesto necesita dos espejos para mirar su tatuaje. Como solamente tenemos uno, usa los ojos de Natasha que deforman la imagen haciéndola más bella y cóncava. Pero mis ojos no le sirven, que se tragan todo, que absorben y asesinan lo que ven.
A veces no le hace falta mirarlo. A veces la tinta se pone roja de calor y siente con detalle los contornos y las formas, siente la imagen y es como si la viera con el cuerpo; como veían los hombres antes de inventar el sol.
Y su piel suelta un olor a asado con cuero, que llena el cuarto y casi puede verse, como se ve el calor en el desierto cuando deforma el horizonte y lo hace temblar con la ilusión de un oasis. Y el olor hace que las ratas salgan de sus agujeros y busquen con sus dientes la carne y la tinta de ernesto. Pero no las mueve el hambre (los pedazos de carne que arrancan los escupen en el suelo). Lo hacen con el afán religioso de las ratas, que consiste en destruir todo lo que no tiene dueño.
Yo nunca vi el tatuaje, pero Natasha me cuenta que ocupa toda su espalda y se extiende más allá de su piel, superando hacia arriba los omoplatos y hacia los costados las raquíticas costillas. A mi me parece imposible, pero en la mirada de Natasha y en el temblor de su voz, no hay ni humor ni engaño.
ernesto finge desconocer el origen de la imagen que, plasmada en su piel, se filtra en nuestros sueños. Pero cuando habla de sus viajes, siempre esquiva la Arabia que yo se que conoce. La Arabia en donde se tatúan los hombres con la tinta que da su color a la arena y al agua.


martes, mayo 30, 2006

Como salirse con la suya (primera manera)

Hay tres maneras diferentes de lograrlo. Le primera, y la más simple, no requiere demasiada preparación. Si hará falta una caja de cartón, preferiblemente vieja y un tanto rota. De ser nueva habrá que magullarla y ensuciarla un poco.

Coloque la caja con la abertura hacia el piso cerca de la puerta por donde entrarán los demás. Ud párese en el extremo opuesto de la habitación. Si es posible cerca de una ventana, para un eventual “escape relámpago”. NO estornude, podría echarlo todo a perder en el ultimo momento. Si se encuentra en posesión de una revista puede ocupar el tiempo de espera resolviendo un crucigrama.

Después de un rato llegarán los demás. Probablemente traigan consigo alguna cartera o mochila. Por ahora finja no notarlo y de unos pasos hacia el candelabro de pie. Al moverse de lugar su perspectiva del cuarto cambia, no se detenga, es natural.

Si ha estado conteniendo un estornudo, este es el momento para soltarlo, pero intente no ser agresivo ni molesto en la entonación. Los demás, que a esta altura ya estarán tanteando la caja con la punta del pie, le desearan “salud” distraídamente. ¡Es el momento de actuar! Diga “gracias” y conserve una actitud de alerta sin delatar nada.

Si esto no funciona intente huir por la ventana. Si no hay ventana use el candelabro de pie.

Se viene el mundial

Daniel (Sacándose la campera): ¿Por qué bajas siempre a abrir? Si de los otros pisos siempre abren con el botón.
Ámsterdam: Está roto el mío. Dejala ahí en el sillón.
Daniel: Decile al portero. Esas cosas las paga el consorcio.
Ámsterdam: ¿Fuiste a ver los cuadros?
Daniel: ¿Qué cuadros?
Ámsterdam: Los de And..
Daniel. Los de Andrés, si, fui. La semana pasada.
Ámsterdam: ¿Y?
Daniel: Que se yo… Son paisajes bucólicos. Están bien.
Ámsterdam: ¿Bucólicos? ¿Que significa? ¿Del campo?
Daniel: Si.
Ámsterdam: ¿Porque no decís campestres?
Daniel: Porque digo bucólicos. ¿Algún problema?
Ámsterdam: Si, que es un palabra horrible. Me hace pensar en un borracho todo vomitado en la vereda.
Daniel (sorprendido): ¿Por qué decís eso? ¿Yo te conté?
Ámsterdam: ¿Qué cosa?
Daniel: Viniendo para acá vi exactamente eso. Un borracho lleno de vomito. Y había dos policías que le hablaban. Pero el tipo miraba para adelante como si no los viera. Que raro que digas justo eso.
Ámsterdam: Por ahí vos dijiste bucólico porque tenías la imagen del borracho fresca.
Daniel: Pero a vos "bucolico" te hace pensar en un borracho. A mi me hace pensar en paisajes campestres.
Ámsterdam: Bueno, pero no me vas a decir que no te suena un poco. La palabra termina en “cólico” que hace pensar en alcohólico, y empieza con “B” que ayuda a pensar en vomito.
Daniel: Vomito se escribe con ve corta.
Ámsterdam: Gil.
Daniel: Por lo menos no tengo cara de silla.
Ámsterdam: No, pero tus cejas se juntan en el medio, lo cual te infiere un aire atontado.
Daniel: ¿Hay cerveza?
Ámsterdam: Hay.
Daniel (desde la cocina): Che, Gastón quiere que nos juntemos todos en su casa a ver los partidos del mundial.
Ámsterdam: Si no tiene tele.
Daniel: Si, se compró una harto vistosa. Chata cual fina lamina.
Ámsterdam: Traeme una. Del freezer.
Daniel: Ah, hay cerveza en el freezer y me dejas abrir una tibia. Que tipazo.
Ámsterdam: Y cerrá la ventana que entra la fresca.
Daniel (ofreciéndole una cerveza): Tomá
Ámsterdam (toma un trago): Esta es la de la heladera.
Daniel: ¿Querés cambiar?
Ámsterdam: ¿Es la del freezer o la de la heladera?
Daniel: ¿Queres cambiar o no? Eso si, una vez que cambiás no podes volver atrás.
Ámsterdam: No. Me quedo con lo que conozco.

Silencio

Daniel: Te hice la doble Nelson.
Ámsterdam: A ver, dejame probar. (Daniel le pasa la cerveza, Ámsterdam la prueba y se la devuelve) Entré como por un tubo.

martes, mayo 16, 2006

Lo que escuchaste


Fiesta de Cabaret Voltaire en bajo san isidro

sábado, mayo 06, 2006

Natasha ernesto y yo

Natasha, encaramada en la ventana del baño, extiende los brazos hacia los aviones. Cuando vuelve a entrar, tiene los dedos raspados por las turbinas y los oídos tapados. Pero su ánimo está renovado y su memoria llena de África, Asia y Uruguay. Y entonces nos cuenta, y ernesto sonríe en los momentos más extraños, y yo me apoyo un poco contra la pared para que no se note que me tiemblan las rodillas.

Nos cuenta que el vidrio no es un mineral, que hay lugares en los que lo hacen con grandes hornos y varas de metal, y nos reímos los tres juntos porque el mundo nos resulta enorme y desconocido. Nos cuenta que existen fósforos que se prenden frotándolos contra cualquier superficie, y nosotros miramos nuestra caja de tres patitos y querremos poder prescindir de la raspadita. Nos dice que el castellano es sólo una de las muchas maneras que existen para comunicarse con sonidos, y los tres practicamos por si algún día llegan visitas del exterior.

Pero cada vez que Natasha vuelve, deja algo olvidado en algún recóndito lugar. Y a pesar de que sus historias son lo único que nos mantiene vivos, ernesto y yo buscamos que deje de viajar. Lo decidimos una vez que volvió sin nariz y llena de historias. Escuchamos las historias y admiramos su sacrificio, pero le pedimos que nunca más se fuera. No nos hizo caso.

viernes, mayo 05, 2006

Frutas

Dos naranjas ruedan por la mesa sin detenerse a mirar el paisaje: Las naranjas no tienen ojos y además no se trata de una cocina demasiado vistosa. Un cuchillo baja con la parte seria hacia abajo y corta una de las naranjas por la línea del ecuador. La que se salva sigue su camino, cayendo por el extremo de la mesa, rodando por el piso (esquivando los azulejos rojos) y saliendo por la puerta que da a la calle. La nostalgia es una emoción que las naranjas a la deriva desconocen, y esta naranja no piensa en su hermana seccionada por el filoso tramontina. Las naranjas no piensan en nada. Los escalones los baja con delicados rebotes, pero la inercia decrece. Al llegar al cordón se detiene totalmente. Sin embargo, queda posicionada de tal manera que conserva intacta su frutal dignidad. Mientras se pudre de a poco.

Una pera entra a un edificio del gobierno que hasta el presidente desconoce. En un pasillo se cruza con un alienígena y lo confunde con una pera ya que sus fisionomías son idénticas. El extraterrestre, a su vez, toma a la pera por el único otro sobreviviente de su planeta natal. Nace el amor y por un rato el idilio es enorme. La ultima escena, que cuenta el desengaño, ocurre en la biblioteca de una oscura mansión. El alienígena, destrozado, vuelca estanterías al piso. La pera llora inconsolable mientras se pudre de a poco en un rincón.

Una manzana sueña que baila tap enfrente de una multitud. En su sueño la multitud la ovaciona y la manzana se ve obligada a agregar más funciones porque las entradas se agotan. Una mano delicada la despierta, la frota para limpiarla, y se la come. Se trata de Fred Astaire. La manzana en la boca sufre enormemente, entre saliva y dientes agresivos. Pero después Fred Astaire la digiere y la manzana también pasa a ser Fred Astaire. Un día muere de pulmonía, y lo entierran bajo tierra. Donde se pudre de a poco.

jueves, mayo 04, 2006

lunes, mayo 01, 2006

Carlos y Jimena

Carlos y Jimena se encuentran en el ascensor del edificio

Jimena: Carlos, ¿Adonde vas tan tarde?
Carlos: Salgo a comprar una crema de enjuague más cara de la que tengo en casa.
Jimena: pero si la que usas te sienta perfectamente. Y hule bien.
Carlos: Pero hay una que es más cara, y le da al cabello un brillo y una textura muy jevi mental. Lo acabo de ver en las noticias.
Jimena: Seas bueno y cómprame uno. Aquí tienes el dinero.
Carlos: (con sencillez y modestía) Yes. Yes. Ahora te lo traigo.

Carlos y Jimena salen al mismo tiempo de sus departamentos y se encuentran en el pasillo.

Jimena: Que hoy he bañado al perro y mira como está mi pelo.
Carlos: Deberías probar un nuevo acondicionador del que hablaban hoy en la peluquería. Dicen que es caro.
Jimena: ¡Pero si una trabaja para darse esos lujos!
Carlos: Eso mismo creo. Justo me dirigía al almacén a adquirir uno de tamaño familiar.
Jimena: Lo acompaño.

Carlos y Jimena se encuentran en la verdulería.

Carlos: Supongo que vino a buscar verduras. Ud. sabe, Lechuga, tomate, cebolla. Y supongo que su plan es mezclarlas con algún aderezo para luego ingerirlas. ¿Me equivoco?
Jimena: (estupefacta) ¿Lo delata algo en mí?
Carlos: No, es mucho más obvio. Ocurre en muchos casos que la pista principal que devela el enigma está a simple vista de todos, pero requiere un pensamiento poco convencional y muy astuto para notarlo. En esta oportunidad mi deducción deviene del simplísimo hecho de que estés presente aquí, en la verdulería. ¿Porque otro motivo ibas a venir a la verdulería sino para comprar verduras? ¿Te das cuenta? Estaba a simple vista, pero nadie podía verlo.
Jimena: (Enérgica) Todo cuanto dices es cierto. (Con asombro)Y que bien luce tu cabello.

Carlos y Jimena se encuentran en la peluquería.

Jimena: ¿Quién te ha hecho esto, hombre, ¿esa sangre es tuya?
Carlos: Agua. (y se desploma)
Jimena: ¡Tony! ¡Tráele agua!
Carlos: Acércate Jimena, hay algo que quiero decirte.
Jimena: Aquí estoy Carlos, sostén mi mano, no cierres los ojos.
Carlos: Silencio, déjame hablarte. Cuanto lamento no haber tenído el coraje para hacer esto antes.
Jimena: Oh, Carlos.
Carlos: Siempre te he amado Jimena. Siempre.
Jimena: (Acariciando el pelo de Carlos) Hemos desperdiciado el tiempo, mi amado. No me dejes, te lo ruego.
Carlos: Recuerdame siempre así. Moribundo.
Jimena: Adiós, siempre te amaré.

Carlos y Jimena se encuentran en el patio del edificio.

Carlos: Hace un hermoso día.
Jimena: Debieras ver como reluce tu cabello en esta luz.
Carlos: ¿Verdad? Es un nuevo baño de crema que estoy probando. Es muy jevi.
Jimena: ¿Tienes una birome para que me anote el nombre?
Carlos: ¿Si tuviera una birome te parece que estaría aquí, hablando con una entupida como vos? No, nena. Estaría en Cancún tomando licor de menta.
Jimena: Pues luego te toco el timbre y me pasas el nombre bien.
Carlos: Dale, dale. Pasate.

Carlos y Jimena se encuentran en la plaza enfrente a su edificio.

Carlos: ¿Conoces las siete eles, verdad? Lacio limpio y lustroso.
Jimena: Y sin caspa.
Carlos: No, porque entonces serian las ocho eles.

Carlos y Jimena se encuentran en la puerta del cine.

Carlos: ¿Qué vienes a ver?
Jimena: “Un revolver de caucho” ¿Tu?
Carlos: La función doble de “Crimen, por favor” y “Mi marido es un canasto III”
Jimena: ¿Te has hecho algo en el pelo?
Carlos: No, es que traigo una camisa nueva.

jueves, abril 20, 2006

Natasha ernesto y yo

Los martes contamos nuestros átomos. Empezamos por los átomos que componen nuestros ojos, que son los mas fáciles de ver porque están más cerca de nuestros ojos.
Natasha lo toma como una competencia y se apura, pero por apurada se equivoca todo el tiempo y tiene que volver a empezar. Nerviosa, entonces, nos pregunta cuantos átomos vamos nosotros. Y ernesto y yo le decimos, pobrecita.
Ocurre que tenemos muchos átomos, y la semana entera pasa y todavía estamos contando los átomos de nuestras pupilas. Pero es martes de nuevo y nos toca contar nuestros átomos. Asi que empezamos de nuevo y Natasha, aliviada, se apura para llegar primera al final.
Puede decirse que nuestro tiempo todo, lo empleamos el inventario semanal de átomos. A tal punto es así, que desde que empezamos ya no tenemos tiempo para nada más. No tenemos tiempo, incluso, para alimentarnos. Consecuentemente, nuestra masa se está reduciendo a gran velocidad. Esto, a pesar de ser alarmantemente insalubre, nos facilita en gran medida nuestra labor, ya que cada vez tenemos menos átomos.
At this rate, calculamos que dentro de unas semanas ya vamos a poder contarnos enteros.

No...Si

Ámsterdam apuró un vaso que estaba lejos de ser el primero. Se miró en el espejo que estaba atrás de la barra y se encontró de su agrado. Joven. Fuerte. Despeinado a la moda. Trató de pararse pero la gravedad en ese bar era caprichosa y cambiante. La visión: doble.
Dos mujeres (que eran una sola) le clavaban ojos duros desde una mesa solitaria y oscura. Era una enana, pero proporcionada. Su cabeza era diminuta, y no grande como suelen ser las cabezas de la gente petit. De hecho, podría haber sido una modelo. Ámsterdam sonrió imaginándola en bikini al lado de uno de esos autos compactos “Smart” que tan de moda están en Europa.
Se acercó y mientras caminaba hacia ella se acordó de la lupa que había comprado en el subte ese día. Cuando llegó hasta la mesa (ella aun le clavaba los ojos sin sonreír) sacó la lupa, se la puso enfrente del ojo, y la miró.
-Ja- Dijo ella, pero no sonrió ni un poquito.
-Hola pitufina-
-Hola, papá pituforro-
Ámsterdam se sentó al lado de la enana y la miró para abajo, sonriendo y con los ojos borrachos.
-¿En que grado estas?- Dijo Ámsterdam.
-I don´t speak spanish?-
-¿What grade are you in?
- Je ne parle pas anglais
-¿Que?... Ah. Si.-
-Me voy-
-¿Te llevo a caballito?-
-No vivo en caballito-
-No, pero yo lo deci…-
-Ya se. No es gracioso.-
-Me llamo Ámsterdam, como la ciudad-
-Y yo soy enana-
Ámsterdam se rió con los dientes cerrados.
-¿Cuánto medís?-
-¿Por qué no te vas a correr una vueltas alrededor de la manzana y me dajás tranquila?
-Perdón. Estuve mal, con lo de la lupa y eso. Empecemos de nuevo, yo soy Ámsterdam-
-¿Cómo la ciudad?-
-¿Cuál?, ¿Ámsterdam?-
-No-
-Ah, entonces no-
La enana sonrió a pesar de un gran esfuerzo por no hacerlo, y Ámsterdam lo tomó como una mínima victoria, que, comparada con la mujer en cuestión, no era tan mínima.
-¿Te puedo comprar un trago?-
-Este es el quinto wisky que me tomo y todavía no siento nada.-
-Pufff. ¿Pero cuanto pesas?-
-Veintidós-
-Pufff-
-Soy alcohólica-
-Y enana-
-A winning conbination-
-Una combinación ganadora-
-Gracias por traducirme. Cuando hablo en ingles no me entiendo-
Ámsterdam le dedicó lo que el estaba convencido era su mejor sonrisa y se dio vuelta para pedir otro wisky para la señorita ita ita ita. Treinta segundos de silencio. Después llegó el wisky.
-Gracias- Dijo ella.
- De nada- Dijo Ámsterdam.
-Le hablaba al mozo-
-Que enana maldita-
-No- Sonriendo- Te lo decía a vos-
-Te estás aflojando. ¿Puede ser?-
-Todo puede ser.-
-¿Querés bailar?-
-No, mi cabeza quedaría a la altura de tu pija. Además odio a Lou Reed-
Ámsterdam preguntó riéndose -¿Cómo te llamas?-
-Lucrecia-
-Lucrecia-
-Por favor no digas que Lu-crecía… y se quedó corta.-
-Ja. No lo había pensado.-
-…-
Amsterdam dudó. El alcohol ya había bajado un poco.- ¿Nos estamos haciendo amigos?-
-Not really-
-¿Sos casada?- Lo dijo mirando el anillo en el anular de la mano de la enana.
-No, divorciada.-
-¿Hace poco?-
-Dos semanas-
-¿Y porqué no te sacás el anillo?-
-Sigo enamorada-
-¿Porqué te divorciaste?-
-Porque soy alcohólica, y el es vegetariano. Incompatibilidad de caracteres.-
-¿Cuánto medía el?-
-¿Me estas preguntando si era enano?-
-No… Si.
-Vos lo conoces a el. Todo el mundo lo conoce-
-¿Quién es?-
-Sergio Denis-
-¿Sergio Denis?
-No…Si.-

Famous Blue Raincoat

It’s four in the morning, the end of december
I’m writing you now just to see if you’re better
New york is cold, but I like where I’m living
There’s music on clinton street all through the evening.
I hear that you’re building your little house deep in the desert
You’re living for nothing now, I hope you’re keeping some kind of record.
Yes, and jane came by with a lock of your hair
She said that you gave it to her
That night that you planned to go clear
Did you ever go clear?
Ah, the last time we saw you you looked so much older
Your famous blue raincoat was torn at the shoulder
You’d been to the station to meet every train
And you came home without lili marlene
And you treated my woman to a flake of your life
And when she came back she was nobody’s wife.
Well I see you there with the rose in your teeth
One more thin gypsy thief
Well I see jane’s awake --
She sends her regards.
And what can I tell you my brother, my killer
What can I possibly say?
I guess that I miss you, I guess I forgive you
I’m glad you stood in my way.
If you ever come by here, for jane or for me
Your enemy is sleeping, and his woman is free.
Yes, and thanks, for the trouble you took from her eyes
I thought it was there for good so I never tried.
And jane came by with a lock of your hair
She said that you gave it to her
That night that you planned to go clear--
sincerely, L. Cohen


Si este tema te agarra desprevenido puede costarte la vida.

martes, abril 18, 2006

Que Camelo

No me creo esa macana
De la inmaculada concepción
¿Una virgen embarazada?
¿O un polvito sin condón?

No me creo lo de Armstrong
Y su nave a propulsión
Un gran paso para el mundo
En un set de filmación

¿Y la muerte poco clara
de miss Marilyn Monroe?
Para mí que fue la CIA
Con el presidente John.

Cancelé mi suscripción
Al clarín y la nación
Ahora nada más confió
En la fiel televisión

lunes, abril 17, 2006

Otro Juego

Al bajar, caí doblándome el fémur: grandísima herida. Insufriblemente jodido karma. La muerte no olvida, pero quizás resista si tengo un vino, Wisky xeno y zoofilia.

La primera palabra empieza con "a", la segunda con "b", etcétera.
PD: "Wisky xeno" es una manera chamullera de decir wisky importado.

jueves, abril 13, 2006

Tal cual

La botella que se me cayó al piso fue la quinta que liquidaba en poco menos que una hora. Tan borracho estaba que le insistí a la moza para que me dejara limpiarlo a mi. Al final me dejó. Estuve unos minutos levantando pedacitos de vidrio pero al rato me senté en una silla a descansar y tuvo que venir ella a terminar el trabajo. Eran las dos de la tarde y me procure un wisky más.
Nadia se sentó enfrente mío. Tapaba su reloj de pulsera con la mano derecha.

Nadia: Nadia, mucho gusto. Escuchá. A mi reloj le pasa algo muy raro. Tengo sed, ¿me das un poco?
Yo: Gustavo, soy. (Y le pasé el vaso)
Nadia: Hace dos semanas fue el cumpleaños de mi sobrina. Era la noche anterior en realidad. ¿Fuego tenes?... Gracias. Y yo estaba mirando mi reloj para ver cuando se hacían las doce para empezár a festejar.

Ahí fue cuando mire el reloj por primera vez, y noté que lo tapaba con la mano.

Nadia: Y a las 11:59 empecé a hacer la cuenta regresiva: 10, 9, 8… Pero cuando llega a cero veo que entre las doce y la una aparece un trece. Es un reloj analogico, de los de agujita. Ya vuelvo, voy al baño.

5 minutos después.

Nadia: (con la mano tapando el reloj) Y después, cuando se hicieron las dos, apareció de repente un catorce, entonces agarré la perrillita y la...
Yo: (Interrumpiendola) A verlo.
Nadia: ¿Qué cosa?
Yo: ¿Cómo que cosa? El reloj.

Nadia se miró el reloj sin levantar la mano que lo tapaba. Su expresión era de no entender lo que miraba, como si estuviera viendo algo por primera vez.

Nadia: No, no podes. Mi mano está en el camino.
Yo: Si, ya se.
Nadia: Bueno, la cosa es que le moví la perillita que mueve las agujas y nada. No se movían. Y me puse a pensar que además de ser muy raro que aparezcan números de la nada en mi reloj…
Yo: (Interrumpiendola) Es un poco raro.
Nadia: Además de eso, estaba mal el milagro. Porque la hora que viene después de las doce de la noche es la hora veinticinco, no las trece. Las trece horas son la una de la tarde.
Yo: Tal cual.
Nadia: Y entonces dije: ¿Qué pasará a la una de la tarde de verdad, cuando el reloj llegue a las veinticuatro? ¿Habrá un veinticinco, o volverán a ser doce?
Yo ¿Esto de lo contaste a alguien? ¿Le mostraste el reloj a tu sobrina?
Nadia: No, no quise.
Yo: Para mi que te falta un sanguiche para el picnic, se te zafó un tornillo.
Nadia: No, loca no estoy. Bueno, y me pasé toda la noche mirando el reloj. Y a las doce en punto apareció el veinticinco.
Yo: Lógico
Nadia: Y desde entonces vienen apareciendo números nuevos. Y se hacen cada vez más chiquititos par entrar todos. Va por el quinientos treinta algo. Ya no puedo leer los números sin lupa.
Yo: ¿Tenes hora?
Nadia: Ja. Y las agujas se mueven cada vez más lento. Parece que está roto, pero si te fijas siempre están en distintas posiciones. ¿Queres ver?
Yo: Si.

Sacó la mano de encima del reloj y extendió el brazo para que pudiera ver mejor.

lunes, abril 10, 2006

Polifacético

Hoy el nombre de Muerte Roja es sinónimo de erudición y sapiencia, pero no siempre fue así. Hoy los estudiantes se apilan en la puerta de su casa para verlo regar las gardenias. Los más atrevidos se atreven a preguntarle sobre algún pasaje oscuro de Robert Herrick, pero ellos ignoran su pasado.

Quienes aun guardamos el recuerdo de la estela de sangre que mancha el rio de su pasado, sólo usamos su nombre en apagados murmullos y cuando estamos solos e insomnes. Es que las imágenes que evoca son tan terribles, tan minuciosamente terribles, que quien las conoce es esclavo del terror.

Gracias a Dios no es mi lugar dictaminar si sus aportes en las diversas disciplinas que frecuentó y frecuenta lo eximen de su nefasto pasado. Desde ya se trata de la mente más lucida desde Leonardo da Vinci. Sus aportes a la mecánica, la literatura, la metafísica, la educación, la antropología, la astrofísica y la fotografía no tienen parangón con los de ninguna mente de su generación. Como tampoco se puede comparar el reguero de sangre que sus manos vertieron con el de los otros homicidas de la historia del mundo.

Se trata, en mi opinión, de un hombre completo. Que desarrolla una faceta humana por vez, llevándola a su exponente máximo con afán monotemático. El mismo ha dicho que abarca un tema hasta agotarloy que una vez que lo abandona ya no regresa a el. Esperemos que sea cierto, pero por si acaso destruiré este papel una vez que termine de escribir. No vaya a ser cosa que se me enoje.

miércoles, abril 05, 2006

La cambiante morfometría de ernesto

Durante la infancia y la adolescencia ernesto padeció una enfermedad muy extraña. Lo que pasaba era que su cuerpo crecía imperceptiblemente. Si uno lo miraba, no notaba el cambio, pero si se lo comparaba con fotos de años anteriores la diferencia era evidente. Natasha se preocupó y yo me preocupé también. Empezamos a medir su crecimiento. Lo hacíamos pararse contra la pared y dibujábamos una línea con lápiz a la altura de su cabeza. Así fuimos viendo como progresaba su afección.

Estábamos devastados. De a poco ernesto fue alcanzando se estatura y porte actual, que son los de un adulto promedio, y a Natasha y a mi nos parecía imposible que fuera el mismo ernesto que sostuvimos en brazos tan sólo dos décadas atrás. Nos juntábamos a llorar a escondidas porque ernesto no sabía que el era “distinto” y no queríamos que se enterara.

Pero un día ocurrió lo inevitable. Mientras cavábamos un pozo en el jardín para enterrar una planta que se había muerto, sin querer desenterramos un viejo álbum familiar en el que salía ernesto a los cinco años. Al ver las fotos quiso saber de quien se trataba y no pudimos mentirle. Al principio no quiso creernos, pero nuestras caras de pánico y vergüenza lo convencieron.

Después paso el tiempo y la vida se fue acomodando como se acomoda la vida cuando el tiempo pasa. Llegó un día en el que ya no pensábamos sobre el tema. Puede decirse que éramos felices, o por lo menos todo lo felices que pueden ser un monstruo y sus hermanos.

lunes, abril 03, 2006

Dialogo encontrado

Hoy me subí al subte en tribunales a eso de las seis. Éramos muchos más que dos y quede aplastado contra la baranda que separa los asientos de la puerta. Por suerte, porque sentados justo a mi izquierda había una pareja que me regaló este dialogo:

El: Uy, recién ahora me acuerdo de lo que soñé anoche… Que sueño raro. (Se queda mirando un punto fijo por unos segundos con una media sonrisa en la boca)
Ella: ¿Qué soñaste?
El: Que “labios” era un verbo.
Ella: ¿La palabra?
El: La palabra.
Ella: Pero qué, ¿alguien te decía que era un verbo y vos le creías?
El: No, eso es lo raro, yo sabía que era un verbo y me parecía rarísimo. Nadie hablaba del tema, como nadie habla sobre que “caminar” es un verbo, no es un tema de conversación, pero a mi me parecía raro.
Ella: Y claro, porque no es un verbo. (Se ríen)
El: Y yo no me animaba a comentarlo con nadie porque iban a pensar que me había vuelto loco.
Ella: Y por ahí si lo comentabas con alguien te decían que no era un verbo y se acababa el problema.
El: No, no, en el sueño “labios” era un verbo y no había duda. Pero dejame que te cuente, porque después me puse a pensar que por ahí a todo el mundo le parecía raro pero nadie se animaba a comentarlo por miedo a que los demás pensaran que estaba loco. Entonces fui corriendo hasta una especie de plaza pero llena de camas con gente enferma, y en una de las camas estabas vos
Ella: ¿yo estaba en tu sueño?
El: Siempre. Y yo te contaba en secreto lo que me estaba pasando y vos te reías como loca. Pero sin malicia, era como si te rieras conmigo, sólo que yo no me reía. Y después me dijiste que no me preocupara, que como en el estudio estamos haciendo la publicidad del rouge “reblon” me habían quedado conectados los labios con el verbo hacer.
Ella: ¿Le están haciendo la publicidad a reblon enserio, o eso también es parte del sueño?
El: Todavía no salió la cuenta, pero llamaron a concurso y me parece que lo vamos a conseguir.
Ella: ¿Y si sale me vas a traer un montón de rouges gratis?
El: Puede ser.
Ella: Bueno, ¿Y?
El: Y después yo te preguntaba porqué estabas en esa plaza llena de gente enferma, y vos me decías que no me preocupara, que tu vida había sido muy linda y que querías que yo fuera feliz. Entonces me doy cuenta de que te estas muriendo y enseguida empezás a desaparecer. Todo tu cuerpo se va poniendo transparente menos tus labios. Y al final quedan ahí solos, flotando entre las sabanas.
Ella: ¿Y ahí me besas?
El: Si.

sábado, abril 01, 2006

Son pocos y mienten

Ahora la recuerdo de vieja, ya no puedo pensar en ella como la vi en sus películas: la imagen es demasiado vivida y estática. La postura querría ser digna a pesar de la pronunciada joroba, y los pocos pelos que chorreaban sobre sus ojos desmentían el rubio furioso con las raíces blancas. Incluso así lograba que su mirada flotara, como si estuviera parada sobre varios tomos de enciclopedia.
Yo no la quise. Nunca sentí que era mi deber. Podría decir que ella nunca se dejó querer, pero quienes vieron sus películas no me creerían. Era demasiado linda… demasiado frágil.
Hace tres sábados entré a casa silenciosamente, para no despertarla. Debo haber hecho algún ruido, porque cuando llegué al final de la escalera abrió la puerta de su cuarto y de repente nos encontramos a treinta centímetros uno del otro, nos asustamos los dos, pero sólo ella cayó al piso.
Al entierro fueron la prensa y los fanáticos. No eran pocos y muchos lloraban. Yo no lloré, no se me ocurrió, esas cosas pasan.

lunes, marzo 13, 2006

Como preparar una bomba nuclear con artículos domésticos.

Primero hay que conseguir plutonio (Pu). No hace falta mucho, cualquier restito que encuentren en el botiquín está bien. Para enriquecerlo basta con frotarlo largamente contra la axila. Esto, además de ser un paso necesario para la confección de LA BOMBA, es un proceso divertido y levemente erótico. Bastan dos horas y media de frotación constante para que el Pu quede enriquecido. Después se lo unta con sangre de virgen (si no hay en casa se le puede pedir una tacita al vecino)y se procede a un ritual satánico, que puede ser un poco tedioso, pero sin el cual es imposible construir una bomba nuclear. Ahora si, estamos listos, sólo resta encontrar algo que uno desee e ir a pedirlo con la bomba en la mano.

viernes, febrero 24, 2006

La cigarra y la hormiga

Natasha tuvo muchos problemas en la infancia y en la adolecencia. Tantos problemas tuvo, que al llegar a la adultez se qudó sin. ernesto, por otro lado, supo adminstrar sus problemas correctamente y pasó sus ultimos dias sufriendo terribles dolores de ciatica e incontinencia urinaria.

lunes, febrero 20, 2006

Natasha ernesto y yo

Donde solía haber tres ganchitos para colgar tres sombreros, ahora sólo queda uno, maltrecho y herrumbroso. Y es que el tiempo y los sombreros los fueron erosionando, gastándolos de base, convirtiéndolos en polvo de metal.

Ahora ocurre que entra Natasha y cuelga su sombrero, lleno de alegres moños y plumas de tigre. Cuelga su sombrero y se despreocupa del asunto. Pasa a la cocina. Tal vez toma una grapa o tal vez se acerca un poco a la ventana para ver los carteles.

Ahora entra ernesto con su no menos vistoso sombrero, que consiste de cuatro círculos concéntricos con sus respectivas tangentes. Estas tangentes son rectas sempiternas, y como tales le dificultan la entrada y salida a edificios públicos. Pero lo que ernesto pierde en practicidad, lo gana en elegancia. Ahora ernesto se quita el sombrero para colgarlo del gancho, pero lo encuentra ocupado. Estupefacto queda ernesto mirando los alegres moños y las plumas de tigre.

Ahora entro yo con mi viejo sombrero de fieltro. Con ensayado y natural gesto me lo quito y me dispongo a colgarlo. Se trata de movimientos que mi cuerpo ya conoce y domina. No requieren ser pensados: son reflejos. Pero ahora ocurre que dos obstáculos separan a mi sombrero del gancho. El primero es el sombrero de Natasha (en cuya descripción no creo pertinente ahondar) y el segundo es el estupefacto ernesto, que (quien sabe hace cuanto) mira el sombrero de Natasha.

Lo que ocurre ahora es inesperado: Mi cuerpo sigue su natural impulso de colgar el sombrero, pero en lugar del gancho se encuentra con la calva brillosa de ernesto. En ese mismo instante, a doscientos y pocos kilómetros, un hombre mira su reflejo invertido en el lado cóncavo de una cuchara.

jueves, febrero 02, 2006

Parará Papa? Parará Pepín

Parto para países primermundistas. Pasado podré pedir paella para poderosas panzadas, pero plis ponedle poco picante para prevenir pedos pestilentes. Para pasarme pensamientos personales: mateoingouville@gmail.com. Prevengo: Pocas palabras pondré por presente publicación, porque preciso PC privada para pensar. Paz.


Para participes politicos

lunes, enero 30, 2006

Otro juego

Puede parecerles pesado, pero prueben. Para producir párrafos, pongan palabras principadas por “P”. Pero piensen, porque por poner pelotudeces pasan por papafritas.


PD: Pueden participar poniendo palabras que empiecen distinto

viernes, enero 20, 2006

Faux pas

Luis estaba descontento con la habitación que le había adjudicado el hotel. Las paredes demasiado delgadas dejaban pasar los maullidos constantes de muchísimos gatos. Alguien llamó a la puerta y Luis vadeo la laguna que era el piso para abrirle al botones, que además de su equipaje traia un balde (gentileza del hotel) para que Luis pudiera hacer algo con toda esa agua. Después de darle la propina al botones, Luis sugirió delicadamente que tal vez se lo podría cambiar de cuarto. El botones lo miró fijo un rato y moviendo la cabeza dejó caer el billete de veinte al piso. Después lo pisó con la punta del zapato, como si fuera un cigarrillo, y se fue murmurando improperios mientras Luis en el umbral de la puerta, pedía torpes disculpas.
Después unas horas de tirar baldes de agua en la bañadera, y sin que trascendiera una disminución significativa del nivel del agua, Luis desistió y se puso a armar barquitos de papel que pronto cubrían toda la superficie. Pero semejante tarea, sumadas a las horas de baldeo, le produjo un hambre desmedida y decidió pedir un sanguiche de atún al servicio de habitación. Lo atendió una chica muy simpática y efusiva, que sin mayores problemas y con enorme diligencia, anotó en un papel el sanguiche de atún y el refresco de limón. Pero cuando le preguntó a que cuarto debían llevar el pedido y Luis contestó “el veintidós”, las cosas tomaron un giro nefasto.
La mujer le habló, enardecida por la furia, del inconsolable botones. Un hombre que se desvive por la comodidad de los huéspedes, que día a día se esfuerza por dejar el alma en su trabajo sin otra recompensa que la sonrisa de un niño. El tipo de hombre que solo y por iniciativa propia le lleva un balde a Ud, señor, sin que tenga que siquiera pedirlo. Hoy se ha cometido un crimen, y la victima es la decencia y el respeto, hoy un hombre bueno ha muerto un poco, y sólo Ud tiene la culpa. Clic.
Luis, lleno de vergüenza, empezó a empacar los barquitos para irse inmediatamente del hotel, pero al hacerse un a imagen mental de las caras de repudio y asco que le dirigirían en el lobby, se detuvo y cerró los ojos muy fuerte, torturándose con culpa y pensando una solución.
La encontró. Esperaría hasta el día siguiente sin afeitarse y se cambiaría las medias para que nadie pudiera reconocerlo, y así pasaría por enfrente de ellos, justo delante de sus narices, sin ser notado. El plan, sin embargo, requería cierta preparación, y Luis se metió tanto en su labor que perdió la noción del tiempo. Cuando terminó de cambiarse las medias, ya era el día siguiente, y ya estaba listo para escapar.
Dejó el doble del dinero que debía sobre la cama y, después de vaciar unos baldes más en la bañadera, salió del cuarto. No se cruzó con nadie en el pasillo, tampoco en el ascensor. Pero al llegar al living, vio a todo el personal del hotel reunido alrededor del botones, algunos abanicándolo, otros trayéndole vasos de agua o apoyándole manos de condolencia en el hombro. Cuando se abrió la puerta del ascensor, todos miraron y lo vieron, y a Luis se le congelo el cuerpo y empezó a sangrarle la oreja.
Hubo algunos que no se vieron del todo despistados por la barba de un día y lo miraban con sospecha. Incluso un mozo se inclinó para decirle algo a un cocinero mientras apuntaba en dirección al ascensor. Luis enseguida levantó un poco su pantalón para que pudieran ver sus medias. Al verlas, el cocinero y el mozo lo tomaron por otro huésped y perdieron interés en el para volver su atención al botones injuriado.
Luis avanzó rígido por el piso alfombrado que se tragaba todos los ruidos. Cuando ya estaba a mitad camino, lo alcanzó la esperanza y creyó que lo lograría. Caminando con más naturalidad incluso logró sonreírle a un viejito que trabajaba detrás del mostrador. Y cada paso lo acercaba más a la puerta giratoria y a la libertad.
Pero de pronto algo pasó. Algo en él. Se detuvo y apoyó sus valijas en el suelo. Con paso resuelto se abrió camino entre la multitud que rodeaba al botones y lo enfrentó mirándolo a los ojos. Le habló de cuan filosas pueden ser las palabras cuando se las dice sin cuidado, de lo intransferible de las emociones más reales, de los cimientos del amor y la comunicación y de los defectos de ambos. Le hablo de la música y del tiempo, y cuando terminó de hablar al botones le temblaba el labio inferior. Después se sellaron en un abarazo entre los aplausos y la algarabía.